La multinacional estadounidense pretende que todos los usuarios con versiones 7 y 8 pirateadas entren en el ecosistema legal y puedan comprar otros productos de la marca, ha desvelado en Shenzhen su vicepresidente ejecutivo, Terry Myerson.
Microsoft sacrifica de esta manera los beneficios que consigue con las licencias legales a cambio de las ventas de otros servicios online, como Office.
La compañía ya había anunciado dos meses atrás que proporcionaría la última actualización de Windows a sus usuarios, pero no mencionó a los que usan versiones piratas.
Microsoft hasta ahora luchaba contra las copias ilegales con sistemas de verificación de la licencia que podían limitar las funciones en algunos ordenadores.
La estrategia ha fracasado en países como China, donde algunos estudios señalan que las tres cuartas partes de los programas son copias ilegales.
La piratería en China es uno de los temas habituales de discusión en las relaciones bilaterales con Estados Unidos.
Myerson también ha desvelado que su compañía está trabajando con Lenovo, el mayor fabricante de ordenadores del mundo, para facilitar el proceso de instalación de Windows 10.
Microsoft permitirá que los usuarios de Xiaomi, una de las principales compañías de telefonía móvil en China, utilicen una versión de prueba del programa.
Windows 10 será ofrecido en verano, según Myerson.