Hasta hace poco, España aceptaba la posición de la UE porque no tenía intereses estratégicos ni energéticos en Rusia, pero ahora esta situación ha cambiado por diversos motivos.
Según explica Serra a esta agencia, “España ha notado con fuerza en las últimas temporadas la disminución de llegadas de turistas rusos”.
En la temporada de 2013, un millón y medio de rusos visitaron España favoreciendo una industria volátil que ya había sufrido reveses por la bajada de visitantes de otros países occidentales.
En la actual situación de crisis económica, el “turismo ha sido uno de los factores determinantes”.
Por tanto, “dejar que se debilite la llegada de un flujo tan importante como es el ruso puede afectar y mucho a la economía española”, apunta el experto.
En segundo lugar, “ha habido una fuerte inversión rusa especialmente en el sector inmobiliario, en terrenos y apartamentos” a veces “de procedencia dudosa tanto por parte rusa como por parte española”, señala Serra, pero “lo cierto es que está llegando bastante dinero de Rusia y esto es un aspecto a tener muy en cuenta”.
La puntilla han sido las “contrasanciones de Rusia” a los productos agrícolas procedentes de la UE que “han afectado a exportadores de productos agrícolas españoles que se han visto con uno de sus mercados repentinamente cerrado”.
Serra reconoce que España no tiene el suficiente poder para influir en la política exterior europea, pero lo que “es notorio es que por primera vez España tiene algo que decir, porque antes no tenía intereses en Rusia”.
Pero añade que hoy España no es el único país que disiente en Europa ya que la unidad contra las sanciones en Rusia se está resquebrajando últimamente con Grecia, Hungría o Chipre, con lo que ve difícil que, a la larga, se endurezcan.
España no mantiene un papel neutral ante el conflicto de Ucrania, señala Serra a Sputnik Nóvosti, por varias razones.
“España no quiere involucrarse en un conflicto de este tipo” y apoya la condena “sobre unos hechos que considera que van incluso contra los intereses estratégicos de España”.
También condenó el reconocimiento internacional de Kosovo, país que sigue sin reconocer, y aplica la misma política a “Abjasia, Osetia o Nagorno-Karabaj”, pero a España al mismo tiempo “no le interesa una presión excesiva sobre Moscú” estima el profesor catalán.
A pesar de las sanciones, Serra cree que “el frente diplomático ruso nunca ha estado cerrado”, como lo demuestra que el ministro de Asuntos Exteriores ruso Serguéi Lavrov se reúna con sus homólogos europeos e incluso con el presidente ucraniano, Petró Poroshenko.
“La administración de Putin no es aislacionista, sino multilateralista y abierta al diálogo, aunque es discutible con qué finalidad o agenda abierta o oculta”, concluye.