"Los precios podrían describir una especie de letra Doble V, de subidas y caídas, hasta estabilizarse en 2018 alrededor de un mínimo de 70 dólares por barril, y un máximo de 100 dólares, pero nunca volveremos a ver los precios de 2014", cuando la mezcla mexicana alcanzó un pico histórico de 110 dólares, respondió el alto cargo gubernamental a una pregunta de Sputnik Npovosti sobre las condiciones del mercado global petrolero.
Una de las claves de la caída de los precios está en los flujos de crudo en los mercados internacionales "con excedentes que oscilan entre 1,5 y 2,0 millones de barriles diarios (b/d) por los elevados suministros a los mercados mundiales", explicó el responsable de la cartera de Energía del Gobierno del presidente Enrique Peña para explicar sus expectativas, a pesar de subrayar la inestabilidad que impide hacer pronósticos certeros.
Uno de los responsables de esos flujos excedentes en los mercados mundiales es Arabia Saudita, país que de acuerdo con algunos analistas intenta sacar de los mercados a punta de bajos precios a los nuevos jugadores de EEUU: los productores de crudos no convencionales de rocas de esquisto (shale), que han colocado a la producción estadounidense cerca de su pico histórico de los años 70.
"Me he reunido en noviembre con representantes de otros países productores, como Arabia Saudita —dijo Coldwell-; sin embargo no hay previstos nuevos encuentros en el futuro próximo", precisó sobre la posibilidad de buscar influir en los precios en los mercados.
El gobierno de México, décimo productor mundial de crudo —que obtiene la tercera parte de su presupuesto federal de los ingresos petroleros-, estimó originalmente un precio promedio de 79 dólares por barril para proyectar su presupuesto de 2015, sin embargo debió ajustarlo a un nuevo cálculo de 55 dólares el barril promedio anual.
Como consecuencia, el Gobierno de presidente Peña decidió un recorte a su gasto público en 8.300 millones de dólares, para mantener el equilibrio de sus finanzas y eludir el endeudamiento público, de los cuales 4.100 millones corresponden a una reducción del presupuesto de la petrolera estatal Pemex.
La medida obliga a la petrolera estatal mexicana, convertida en empresa pública productiva, a hacer ajustes a su planta laboral por unos 10.000 millones de pesos (unos 650 millones de dólares), dijo Coldwell.
México registró un descenso del casi la mitad (48,6%) en sus ingresos por la venta de productos petroleros a EEUU durante enero de 2015, en comparación con el mismo mes de 2014, debido a la caída de los precios a un rango de unos 50 dólares por barril, y además por un menor volumen de exportaciones, de acuerdo con cifras oficiales del Gobierno estadounidense divulgadas el fin de semana.
En el comercio bilateral con EEUU, del total de exportaciones de México a su vecino del norte el año pasado, solo 27.682 millones de dólares corresponden a ventas petroleras, esto es menos del 10% total de sus exportaciones totales, de manera que más del 90% de las exportaciones mexicanas a su principal socio son manufacturas y no crudo, entre las cuales destaca la venta de automóviles, rubro en el cual México ha desplazado a Japón del segundo lugar en el mercado estadounidense.
Aún así, México recuperó el año pasado su tercer sitio como abastecedor de crudo al mercado de EEUU, desplazando a Venezuela al cuarto lugar; pero en el primer mes de 2015, aparece abajo en cuarto sitio con 23,6 millones y Venezuela en tercero con 24,2 millones de barriles.
El país latinoamericano tuvo una producción petrolera promedio en 2014 de 2,35 millones de barriles diarios; un derrumbe de más de un millón de barriles diarios desde su pico histórico de 3,4 millones de barriles alcanzada en 2004, y en el primer mes de 2015, la producción mexicana promedio 2,3 millones de barriles.
Con la apertura petrolera a la inversión, el Gobierno espera estabilizarla en una plataforma mínima de 2,5 millones de b/d por los próximos 20 años, dijo en el encuentro con periodistas extranjeros el titular de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), Juan Carlos Zepeda.
Con las inversiones y la tecnología de las grandes petroleras, México espera elevar su producción en unos 500.000 barriles diarios más hacia 2018, para producir unos 2,8 millones de barriles diarios al final del mandato del presidente Peña, ligeramente inferior a los 3 millones b/d proyectados originalmente.
