La botella se encontró en 2011 en el buque Mary Celestia que se hundió en 1864 cerca de las islas Bermudas. Después de cuatro años se decidió realizar una cata en un festival culinario en la ciudad de Charleston, en Carolina del Sur, informó la BBC.
Al abrir la botella, los catadores vieron un liquido turbio de color gris cuyo sabor "recordaba una mezcla de agua salada, vinagre, azufre y gasolina".
Sin embargo, también consiguieron captar notas de cítricos y de alcohol.
Uno de los expertos, Paul Roberts, destacó que había probado otros vinos de barcos naufragados y algunos "no estaban malos".