´Goya: brujas y viejas´ es el resultado de una exhaustiva investigación de cuatro años en torno al llamado álbum D en que el genio español da rienda suelta a sus sueños y pesadillas para reflejar los vicios, las virtudes y los estados de ánimos propios de la vejez.
"Juntar todos estos dibujos fue una ambición audaz y haberlo conseguido es emocionante y una gran sorpresa", admitió el responsable de la galería Ernst Vegelin van Claerbergen al presentar este miércoles la exposición en su sede de Somerset House.
La muestra recupera 22 de los 23 dibujos a tinta negra que se sabe con certeza que formaron parte del álbum.
Todos ellos se exhiben en la secuencia que el estudio del papel, los trazos, las manchas de tinta, los títulos a mano o la numeración conservada en algunas páginas indica como la más aproximada al orden original.
Reunir las obras en Londres ha requerido la colaboración de 16 museos y coleccionistas privados repartidos por medio mundo.
El esfuerzo de la hazaña de las comisarias Juliet Wilson-Bareau, experta en la obra de Goya, y Stephanie Buck, especialista en la colección en papel de la Courtauld, es una extraordinaria recompensa para el visitante que se acerca a la exposición.
A lo largo de dos salas saltan y hechizan figuras grotescas y tiernas de brujas y ancianos cargando bebés a la espalda, degollando niños, saltando por los aires o tambaleándose sobre bastones.
"Las composiciones son fascinantes, delicadas, llenas de ilusiones, algunas muy eróticas y todas cargadas de ironía", sonríe Wilson-Bareau.
"Goya es capaz de retratar todas las facetas del ser humano en pocos trazos. Su mente es como un ordenador, que almacena un banco de imágenes y lo capta todo", explica minutos después a Sputnik Nóvosti.
En buen castellano, la erudita investigadora se sobrecoge frente a los dibujos del álbum y una serie adicional de litografías puntuales y láminas de la serie ´Los caprichos´ que completan la singular exposición.
"Dibuja primero los contornos y luego rellena las figuras con luces y sombras", señala Wilson-Bareau.
Goya completó ocho álbumes a partir de 1793, cuando las secuelas de una enfermedad le dejaron sordo.
Se cree que dibujó esta serie de brujas y viejas, entre 1819 y 1923, en reacción a su propia vejez.
Wilson-Bareau describe los cuadernos como "un recorrido por la imaginación" del pintor y, a diferencia de otros expertos, cree que Goya quiso publicar algunos de los dibujos contenidos en los mismos.
Como prueba de su intuición señala figuras y composiciones que se repiten en los trabajos a tinta y en litografías exhibidos en Londres.
"El dibujo era para él una lengua universal. Reflejó el comportamiento humano y quiso divulgarlo para dar pie a la reflexión", señala a esta agencia la experta en Goya.