El gigante asiático registró el pasado año 928.000 peticiones de patentes de invención, lo que supone un aumento del 12,5% respecto del año anterior.
De ellas, más de la mitad (485.000) provenían de compañías, universidades e institutos de investigación.
"Esto muestra que China ya ha establecido un nuevo sistema de innovación tecnológica fuertemente empujado por las empresas", ha declarado Gan Shaoni, vicepresidente del SIPO.
La organización aprobó un total de 233.000 patentes, de las que 163.000 venían de la población china, según la agencia de noticias Xinhua.
Al frente de la clasificación está Huawei, líder mundial en equipos de telecomunicaciones, con 2.409 patentes.
El grueso de las solicitudes está en la franja oriental del país, donde se concentran las grandes ciudades y el sector fabril.
La capital Beijing y las provincias de Guangdong y Jiangsu ocupan las primeras posiciones, con la ausencia notable de Shanghái.
"Las nuevas invenciones permiten que las compañías funcionen con costes menores, más eficiencia y más respeto al medioambiente.
Para los usuarios, las invenciones simplemente significan una vida mejor y más alternativas", ha señalado Zhang Ming, experto de patentes de Shanghái.
China se ha esforzado en los últimos años en superar el modelo productivo basado en las manufacturas baratas y el Gobierno ha estimulado la investigación de sus compañías para que ganaran competitividad en el mercado global.
El patrón de las exportaciones chinas ha variado, con una gran presencia sobre todo en países en vías de desarrollo de proyectos energéticos o de transporte en los que las compañías nacionales acuden con su propia tecnología.
Pekín también ha promovido crecientemente leyes para proteger la propiedad intelectual y vencer la tradicional creencia de que el plagio es un homenaje en lugar de un delito.
El cambio, aún siendo sustancial, aún no ha acercado a China a las grandes potencias tecnológicas como Estados Unidos o Europa.
