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El racismo y la intolerancia crecen en Reino Unido

© East News / Jon EnochA women shops in Whitechapel, East London, she is wearing a berka / burqa.
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Varios incidentes en lo que va de semana, incluido uno sufrido por dos inmigrantes españoles en un autobús de Manchester, han puesto de relieve el creciente problema del racismo en el Reino Unido.

"Regresad a España". "Quemad al bastardo". "Mona musulmana". "Soy un orgulloso xenófobo". Estas y otras consignas racistas se han emitido recientemente en ciudades o el espacio virtual británicos contra miembros de comunidades minoritarias de Reino Unido.

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"Es deplorable y despreciable que todavía haya gente odiosa en nuestra sociedad que trata de imponer su triste y retorcida opinión del mundo q los demás", denuncia a Spuntnik Novósti Nick Ryan, director de comunicaciones en Hope Not Hate (HNH), organización enfocada a combatir el fascismo y el radicalismo en todas sus formas y expresiones.

"Lamentablemente hay un constante incremento de incidentes de odio racial o religioso en todo el país", confirma Fiyaz Mughal, director de Faith Matters, ONG con sede en Londres que promueve la cohesión inter religiosa.

El crimen del odio, categoría incluida en el código penal de Gran Bretaña, creció un 5% en 2014, hasta un total de 44.480 casos denunciados a la policía. La amplia mayoría de los incidentes registrados fueron delitos motivados por la raza (84%), pero las ofensas con un agravante religioso se dispararon un 45% el año pasado, según datos compilados por el ministerio del Interior.

La situación real es probablemente más grave puesto que no se da parte a la policía de todos los abusos. Faith Matters abrió hace tres años el portal informático Tell Mamma, donde la ciudadanía puede reportar ataques contra musulmanes, y la curva de aportaciones es ascendente: 632 en 2012, 734 en 2013 y 799 en 2014.

La edad de las víctimas va desde los 5 a los 89 años. Tres cuartas partes fueron abusos verbales- la mayoría a través de las redes sociales- pero también se denunciaron casos de violencia física y destrozos materiales.

Leyendo mensajes subidos a Tell Mama se detecta el deseo de ofender y herir al vecino o a desconocidos: una familia afgana se encontró una cabeza de cerdo en el jardín de su vivienda; un hincha de fútbol dedicó saludos nazis a los espectadores de un partido del Tottenham Hot Spurs, tradicionalmente asociado a la comunidad judía de Londres.

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"Los incidentes se disparan en reacción a eventos nacionales o internacionales", explica Mughal. Los recientes atentados islamistas en París contra la revista Charlie Hebdo provocaron la última oleada de violenta fobia contra musulmanes y judíos británicos.

"Hay mucha tensión debido a la influencia del Estado Islámico, al reclutamiento de británicos y a los ataques antisemitas en Europa. Nuestra comunidad está preocupaba y se siente insegura", advierte a esta agencia David Rich, subdirector de comunicaciones en la fundación judía Community Security Trust (CST).

De acuerdo a los últimos datos de CST, los ataques contra los 300.000 judíos que viven en el país se duplicaron en 2014, hasta un total de 1.168 incidentes. Es una cifra sin precedentes que Rich relaciona con la ofensiva de Israel en Gaza del verano pasado. "La tendencia iba en alza antes del ataque contra Gaza, pero es difícil identificar las causas adicionales del creciente antisemitismo", señala.

El odio a musulmanes y judíos son dos caras de la misma moneda, según afirma Ryan. "La gran mayoría de británicos vive en una sociedad pacífica y tolerante, pero siempre hay una minoría más atraída por el odio y los perjuicios que la coexistencia. Los políticos y los medios de comunicación son responsables de incitar el antagonismo social con su retórica sobre la inmigración", reconoce el portavoz de HNH.

El informe anual de la organización ´Estado del Odio´, publicado este mes, desvela "la peor situación desde hace casi veinte años". La extrema derecha prácticamente ha desaparecido del mapa político de Reino Unido, pero su hueco lo suple con creces el Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP), que lidera el eurodiputado Nigel Farage.

"UKIP está avivando el fuego de la ignorancia y la xenofobia populista, vendiendo remedios improvisados para sanar nuestros supuestos males económicos y sociales", denuncia Ryan.

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Fiesta de Independencia de Reino Unido - Sputnik Mundo
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Fiesta de Independencia de Reino Unido

Nadie se atreve a acusar a Farage de incitar el odio racial, pero su retórica tiende a fomentar la xenofobia. El líder del UKIP alerta a sus simpatizantes de que Reino Unido "se está convirtiendo en tierra de extranjeros" debido a la política de "puertas abiertas a la inmigración", que él promete "combatir patrióticamente".

También se queja de que nunca oye conversaciones en inglés cuando se desplaza en tren por Londres y culpa a los inmigrantes de los periódicos atascos en las autopistas del país.

Un panfleto de UKIP de la anterior campaña electoral representó a búlgaros y rumanos como cucarachas que iban a invadir la isla el 1 de enero de 2014, cuando Bulgaria y Rumanía se adhirieron con pleno derecho a la Unión Europea. "Este es un país en general tolerante pero hay una vertiente de extremismo en el debate político sobre inmigración y los trabajadores extranjeros", admite Rich.

"UKIP juega con la retórica anti-musulmana y ha conseguido llevar la islamofobia desde los márgenes al centro de la sociedad. Ahora predomina la percepción de que es normal hablar mal del Islam y meterse con los musulmanes, lo cual es un problema enorme", denuncia a Sputnik el director de Faith Matters.

Además, añade Mughal, "la retórica de UKIP está invadiendo el discurso político. Tiene un impacto directo en los conservadores, que están virando aún más hacia la derecha para frenar la hemorragia de votos, afiliados y representantes electos. Pero también influye negativamente en todos los partidos".

El auge en los ataques a extranjeros o nacionales no cristianos avanza en paralelo a la "tendencia actual a emplear un lenguaje menos tolerante y endurecer la situación legal de refugiados e inmigrantes", según sostiene Mughal.

Rich admite que "una relativamente pequeña proporción de británicos" no toleraría a un vecino judío ni a una familia de inmigrantes y reconoce que "la transformación social causada por la inmigración preocupa a un número mucho más elevado de personas".

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"Pero este recelo no se traduce en crímenes racistas o religiosos. La diversidad social es un hecho inamovible y la tendencia apunta hacia una mayor tolerancia a largo plazo. Los jóvenes tiene menos prejuicios", defiende el portavoz de CST.

"La sociedad británica no es racista", coincide el director de Faith Matters, "pero tiene mentalidad de isla. Con su aislamiento geográfico de Europa se sentía protegida de los grandes cambios migratorios y ahora trata de descubrir su identidad nacional. Llevará tiempo definir los valores comunes y mientras tanto se vuelcan las inseguridades en los extranjeros y se les culpa de los cambios".

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