Durante una extensa entrevista, el sindicalista sacó pecho por la petrolera semiestatal y recordó que "la prensa de Brasil solo quiere hablar mal de Petrobras, acabamos de recibir el premio Oscar del petróleo, el Offshore Technology 2015 y nadie habló de eso en el país".
"A pesar de los efectos de la Operación Lava Jato, Petrobras aumentó su capacidad de refinamiento superando a Exxon Mobil y el Pré-Sal já produce más de 700.000 barriles por día, lo suficiente para abastecer a Uruguay, Paraguay, Bolivia y Perú juntos", añadió.
En un contexto en el que varios analistas financieros exigen la completa privatización de la compañía, el sindicalista reclama una petrolera "100% estatal y pública, la vuelta al monopolio estatal y el fin de las subastas de petróleo" y anunció la lucha por defender los puestos de trabajo de los trabajadores del Complejo Petroquímico de Río de Janeiro (COMPERJ).
Situado en la ciudad de Itaboraí, considerada durante años "el nuevo Dorado" de Brasil gracias a la industria del petróleo, el Complejo Petroquímico llegó a emplear a 18.000 personas durante su construcción, de los cuales únicamente 6.000 trabajadores continuarían en activo según el Sindicato de Trabajadores de Itaboraí, mientras que Petrobras aumenta a 11.400 la cifra.
El hundimiento del precio del petróleo unido a la crisis de corrupción que atraviesa Petrobras amenazan con hundir no solamente una de las mayores petroleras del mundo, sino el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff cuya popularidad ha caído hasta un escaso 23% de aprobación en las últimas encuestas.