Lo ha anunciado durante la noche del sábado, tras reconocer que su helicóptero nunca fue alcanzado por un proyectil enemigo durante la guerra de Irak. Williams había repetido demasiadas veces una historia que con los años alcanzó resonancias épicas.
"Después de una carrera consagrada a dar noticias", reza su comunicado de despedida, "se ha hecho dolorosamente evidente que en la actualidad estoy demasiado presente en las noticias debido a mis acciones".
Un día antes la directora de informativos de la NBC, Deborah Turness, había anunciado puesta en marcha de una investigación interna. Está en entredicho la trayectoria de Williams, y en especial su labor durante la invasión de Irak y el huracán Katrina. Peor todavía: cabeza visible de la NBC, y editor de los contenidos del telediario de la tarde, que presentaba, el hundimiento de Williams amenaza con arrastrar a la propia cadena.
Lo que ya está claro es que aquel 24 de marzo de 2003 sí hubo un ataque contra un helicóptero del ejército estadounidense, pero no contra el que ocupaba el periodista, sino contra una escuadrilla que viajaba decenas de kilómetros por delante.
En su defensa Williams habla de mala memoria. "Me equivoqué al recordar un suceso de hace 12 años", dice. No está claro si, como señala en su carta, podrá regresar a su puesto.
