La presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, se ha reído de las dificultades de los chinos para pronunciar la letra R en su visita a Pekín y ha generado una tormenta de reacciones entre los internautas del país asiático.
"Más de 1.000 asistentes al evento… ¿Serán todos de La Cámpola y vinieron sólo por el aloz y el petlóleo?", escribió la dirigente latinoamericana en su cuenta de Twitter tras una conferencia a la que asistieron hombres de negocio.
Más de 1.000 asistentes al evento… ¿Serán todos de “La Cámpola” y vinieron sólo por el aloz y el petlóleo? …
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) febrero 4, 2015
La presunta gracia consiste en contestar a los que la critican por llenar sus actos de los seguidores jóvenes del kirchnerismo que van en busca de su bocadillo y bebidas gratis, sin embargo nadie lo entendió en China.
A pesar de que Twitter está censurado en China, el chascarrillo trascendió a las redes sociales nacionales y generó respuestas que varían desde la ironía a la ofensa.
"¿Por qué no dices un par de frases en mandarín y así podremos juzgar tu pronunciación?", se preguntaba un usuario de Weibo, el sustituto chino del Twitter.
Otros aludían a la escasamente inteligente táctica de insultar a los mismos a los que mendigas inversiones para recuperar tu renqueante economía.
Y aún unos últimos se defendían asegurando que quienes tienen problemas para diferenciar las letras R y L son los japoneses y coreanos. En realidad, también los chinos los tienen.
El comentario no ha recibido la atención de la prensa local, ni siquiera de la más nacionalista, acostumbrada a rasgarse las vestiduras e inflarse de patriotismo ante cualquier leve signo de ofensa.
El incidente sí ha sido recogido por la prensa extranjera con aceradas críticas.
"La presidenta argentina lanza un extraño, ofensivo y francamente racista tuit", se leía en la cuenta de Twitter del diario Washington Post.
La presidenta se disculpaba después con otro tuit en el que aludía a la necesidad del humor para digerir el exceso de ridículo y absurdo: "Sino (sic) son muy, pero muy tóxicos", decía.
Sorry. ¿Sabes qué? Es que es tanto el exceso del ridículo y el absurdo, que sólo se digiere con humor. Sino son muy, pero muy tóxicos.
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) febrero 4, 2015
Curiosamente, nadie parece haberse ofendido por el error gramatical de la presidenta de uno de los países donde mejor se habla castellano del mundo.
La polémica por las chanzas sobre las dificultades chinas de pronunciación es el menor de los problemas de Kirchner.
Primero tendrá que convencer a Pekín durante su visita de cuatro días de que siga invirtiendo en un país muy necesitado de ayudas externas.
Y después tendrá que gestionar la crisis política por la muerte en extrañísimas circunstancias del fiscal Alberto Nisman, quien pretendía su arresto por su supuesto encubrimiento de los culpables del atentado contra un centro judío 20 años atrás en Buenos Aires.