La vieja máxima en economía que dice que la venta de automóviles determina la marcha de un país dejó entrever un panorama sombrío para Brasil siendo el sector más afectado con un desplome del 16,8% en 2014, un dato que según el especialista del IBGE, André Luiz Macedo, "no se veía desde inicio de los estudios en 2002".
Otro de los sectores afectados por la caída de la producción fueron la metalurgia con un descenso del 7,4%, derivados del metal con un 9,8%, maquinaria y equipamiento industrial 5,9%, mientras que las industrias extractivas aumentaron un 5,7% y el petróleo y los biocombustibles un 2,4%, obligadas a aumentar su producción para compensar el descenso del precio de las materias primas.
La semana pasada, en el marco del Foro Económico de Davos (Suiza), el nuevo ministro de Hacienda y principal responsable de la economía de Brasil hasta 2019, Joaquim Levy, llegó a señalar la posibilidad de que Brasil enfrentase una recesión en 2015 levantando un gran revuelo lo que le llevó a rectificar por medio de una nota de prensa en la que sustituyó el término "recesión" por un crecimiento plano o cercano a cero.
Las pesimistas previsiones del ministro neoliberal se confirmaron el pasado lunes con el informe elaborado por el Banco Central de Brasil en el que las expectativas de crecimiento para el país en los mercados pasó del 0,13% al 0,03% en 2015, un resultado especialmente mediocre en el contexto emergente de algunos países Latinoamericanos y que podría ir a peor debido al contexto internacional y los efectos de la sequía extrema que atraviesa Brasil.
