Pekín, por su parte, ha expresado su voluntad de que México gestione correctamente los problemas causados a sus empresas.
La sorprendente decisión llegó el viernes pasado, cuando el Gobierno recortó su presupuesto para este año en un 3% debido a la caída global de los precios del petróleo y pospuso el proyecto de tren de alta velocidad entre la capital y el hub industrial.
Las acciones de la compañía china habían caído un 6,2% y un 9,9% el 30 de febrero y 2 de enero respectivamente a consecuencia de esa decisión.
CRCC ha asegurado en una nota oficial que la cancelación de México es tan sólo un caso individual que no afectará el conjunto de su estrategia de expansión global. "Sentimos mucho la decisión. Las compañías chinas han hecho un gran esfuerzo por la licitación de esos proyectos", ha lamentado la poderosa Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma china.
Pekín ha emitido numerosas exigencias a México para que respete los derechos legítimos de sus empresas y adopte medidas para protegerlas desde que el proyecto empezase a torcerse el pasado año y empantanase las relaciones bilaterales.
Un consorcio chino junto a cuatro compañías mexicanas consiguieron en noviembre el mutimillonario contrato ferroviario, pero el Gobierno canceló temporalmente la operación cuando ya estaba firmada.
La parte china apuntó a razones de índole interna y ajenas a su negociado. En aquellos momentos, el Gobierno de Peña Nieto sufría un desgaste por la matanza de Iguala y escándalos de corrupción.
"Esto ya afectado a las relaciones bilaterales", sostiene por teléfono Xu Shicheng, vicepresidente de la Asociación China de Estudios Latinoamericanos. "Afecta al entusiasmo de las empresas chinas que querían invertir en México y ahora quizá se lo están replanteando", aseguró el funcionario chino a Sputnik.
La desconfianza será clave en el papel de las compañías chinas en el gigantesco plan de desarrollo de infraestructuras del Gobierno entre 2014-2018. "Si no resuelven el problema, el interés quedará afectado", juzga.
México se comprometió a convocar de nuevo la licitación a mediados de enero y CRCC ya había anunciado su voluntad de presentarse de nuevo al proyecto de 3,75 mil millones de dólares.
La cancelación final, otra vez por razones estrictamente mexicanas, ha arruinado las expectativas de la compañía china, abierto la vía a la indemnización y dificultado las relaciones bilaterales.
