Rusia “no quiere ni permitirá ninguna guerra fría”, declaró Lavrov en una rueda de prensa en Moscú. Destacó que la Alianza Atlántica sucumbió a la influencia estadounidense y suspendió la cooperación con Rusia en los ámbitos militar y civil: “prácticamente todos los proyectos están congelados”.
“Nuestros socios occidentales deben comprender que es imposible alcanzar la seguridad en el mundo con intentos de presión unilateral en el ámbito de la cooperación”, agregó el canciller ruso.
Las relaciones entre Occidente y Rusia empeoraron a raíz de la crisis en Ucrania y, en particular, tras la adhesión de Crimea a Rusia en marzo pasado que los países occidentales califican de "anexión ilegal". En abril pasado, el bloque atlántico decidió suspender la cooperación civil y militar con Rusia y dos meses después prorrogó la vigencia de esta decisión.
Por su parte, Moscú ha indicado varias veces que no está involucrada en los acontecimientos en el este de Ucrania y está interesada en que el país vecino supere su crisis política y económica.