En concreto, los traficantes habrían transferido a sus cuentas en el extranjero un total de 100 millones de reales brasileños (38,2 millones de dólares) entre 2013 y 2014, para ello usaron cinco empresas tapadera y una agencia de cambio, que actuaron como intermediarios de las cuantiosas transferencias.
Las órdenes de envío eran ejecutadas desde ordenadores que el PCC mantenía en su sede en Paraguay, país que por su condición fronteriza facilitó la entrada de las armas y las drogas que la facción adquiría en el mercado negro internacional para posteriormente ser distribuidas en la ciudad de Sao Paulo.
Los detalles de la actividad financiera del PCC fueron resultado de la operación conjunta del Departamento Estatal de Investigaciones Criminales (DEIC) y de agentes de Hacienda tras la detención de Amarildo Ribeiro da Silva y otras 39 personas en la agencia de cambio ilegal localizada en el municipio paulista de Pinheiros, el pasado 22 de diciembre.
Acusado como responsable de distribuir el dinero que el PCC necesita para sus actividades por todo el país e incluso países limítrofes, Ribeiro envió a las cuentas en el extranjero una media de 7 millones de reales (2,7 millones de dólares) por mes, según las informaciones ofrecidas por el diario brasileño 'Estado de Sao Paulo'.
Considerada la mayor facción criminal de Brasil y con fuertes ramificaciones en Sudamérica, el PCC domina el interior del sistema penitenciario brasileño y el comercio de drogas en el país, que varias fuentes sitúan como el segundo mayor mercado de cocaína del mundo generando unos 9.000 millones de dólares de lucro anuales.
El Departamento de Estado norteamericano considera el eje Colombia-Paraguay-Brasil el principal centro del narcotráfico del mundo aprovechando los 14.691 kilómetros de frontera del país amazónico y las enormes dificultades de las autoridades brasileñas y paraguayas por controlar el comercio.
