"Hay un entendimiento de que el estado actual (de las relaciones) no responde a los intereses comunes de la lucha contra el mal del terrorismo", dijo Lavrov.
Explicó que la congelación de la cooperación antiterrorista entre Rusia y la UE por una parte y Rusia-OTAN por otra dificulta la labor conjunta.
Al hablar del Estado Islámico, Lavrov subrayó que se trata de "una estructura que merece una atención mucho más seria" porque sus emisarios amplían la geografía del llamado califato.
El ministro ruso destacó el grado de cooperación entre los terroristas que "no se ofenden los unos de los otros".
Por eso, la respuesta de la comunidad internacional, prosiguió, debe basarse en cooperación de un amplio abanico de estructuras –políticas y militares– de los países interesados en acabar con este flagelo.