En concreto, Rousseff empleará todos sus apoyos para que el proyecto de la diputada federal del Partido de los Trabajadores (PT), Maria do Rosario, consiga pasar el filtro de la cámara baja y el Senado brasileños, este último un escollo difícil de superar ya que un anterior proyecto para tipificar la homofobia fue archivado tras 8 años de debate.
Uno de los temas calientes durante las pasadas elecciones presidenciales, la criminalización de la homofobia fue eliminada el programa electoral de la candidata por el Partido Socialista de Brasil (PSB), Marina Silva, debido a las presiones de los miembros de la Iglesia evangélica del país lo que causó un enorme e malestar entre los movimientos LGBT que apoyaron inicialmente la candidatura de Silva.
Durante la campaña electoral, el presidente de uno de los principales colectivos LGBT de Brasil, Leo Mendes, declaró que los movimientos sociales a favor de la criminalización de la homofobia prestarían su apoyo a la presidenta Dilma Rousseff en la segunda vuelta de las elecciones a cambio de que garantizase que el proyecto de ley fuese aprobado durante su segundo mandato.
Sin embargo, el proyecto tiene fuertes detractores en la derecha y sectores religiosos muy presentes en el Congreso Nacional de Brasil como el diputado federal del Partido Progresista, Jair Bolsonaro, que el paso mes de diciembre protagonizó una gran polémica en el país al decir que "no la violaría porque no se lo merece" a la diputada Maria do Rosario durante una discusión en el Congreso.
Durante la entrevista que Bolsonaro concedió a Sputnik Nóvosti el pasado mes de diciembre, el diputado criticó agriamente el proyecto de ley y señaló que, en un país con un 27% de población evangélica y siendo la mayor reserva católica del mundo, la aprobación de la ley representaría que "muchos pastores podrían acabar detenidos por dar sus sermones en la misa".
