Aunque Rousseff se proclamó presidenta a finales de octubre, la tradición dicta que su mandato empiece formalmente el 1 de enero, con un conjunto de actos solemnes, discursos y un desfile por las calles de la ciudad para el que se ha diseñado un dispositivo de seguridad que incluye a 4.000 agentes de varios cuerpos de la Policía y el Ejército.
El recorrido contempla un trayecto en el Rolls Royce presidencial por el eje monumental de la ciudad, una parada en la Catedral y la ceremonia oficial en el Congreso Nacional, donde pronunciará su discurso de toma de posesión y a la salida recibirá las honras militares, según ha explicado el coronel y coordinador del acto, Flávio Luciano de Assunção, en declaraciones a "O Globo".
Una vez terminada la parte más oficial la comitiva de Rousseff se dirigirá al Palacio del Planalto, sede del Gobierno, donde recibirá la banda presidencial y leerá un discurso, la parte donde habrá más cercanía y contacto con el público, que se espera sea de decenas de miles de personas.
Muchos de ellos llegarán a Brasilia en alrededor de 500 autobuses fletados por el Partido de los Trabajadores (PT), que quiere convertir la toma de posesión en una gran fiesta popular que acabe de legitimar el nuevo mandato de Rousseff, que ganó las elecciones por un estrecho margen del 51,6% de los votos.
Joe Biden, el más esperado
La ceremonia contará con la presencia de al menos 27 jefes de Estado o vicepresidentes, entre los que están el presidente saliente de Uruguay, José Mujica y el recién elegido Tabaré Vázquez; la presidenta de Chile, Michelle Bachelet; el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; y el presidente de Suecia, Stefan Löfven.
El más esperado es el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, cuya presencia en la toma de posesión es el gesto más simbólico en el deshielo en las relaciones con Brasil, muy perjudicadas después de que estallara el escándalo de espionaje desvelado por el ex agente de la NSA Edward Snowden.
Desde entonces Brasil y EEUU mantienen una tensa relación –Rousseff llegó a cancelar un viaje oficial a modo de represalia– y desde el país norteamericano Biden ha sido la figura que ha liderado el acercamiento, que de alguna forma empezó con una visita a Brasilia coincidiendo con el Mundial de Fútbol.
La presidenta argentina Cristina Kirchner también debía asistir a la toma de posesión, pero ha cancelado a última hora su viaje a Brasil debido a una fractura en el tobillo izquierdo, por lo que enviará a su vicepresidente, Amado Boudou.
