Los fuegos artificiales del 31 de diciembre son víctimas de su popularidad. El año de su inauguración, en 2003, unas 100.000 personas se acercaron a ambas orillas del río a su paso por el centro de la capital británica.
Diez años después, el público que intentó seguir en vivo el espectáculo de luz y sonido superó el medio millón, poniendo en riesgo su seguridad y el margen de maniobra de los servicios de emergencia, además de congestionar la red del transporte.
En la presente edición se sacaron a la venta 100.000 entradas, a 10 libras por persona, que se agotaron en pocas semanas.
La alcaldía y los organizadores del evento reiteran el mensaje de que el control será férreo y se cortará el paso hacia el río a los que no tengan su correspondiente billete.
"Hemos introducido el sistema de entradas anticipadas para asegurar la seguridad de las masas y la sostenibilidad del evento en el futuro", justifica el alcalde Boris Johnson.
El carismático político conservador, que aspira a retornar al Parlamento de Westminster en 2015 y dejar la alcaldía al año siguiente, advierte de que el espectáculo pirotécnico "es una masiva operación que requiere meses de planificación y la participación de muchos socios", incluidos la policía y la agencia de transporte de Londres.
Los fuegos se lanzan desde el área en torno al London Eye, la gran noria en la margen sur, y desde tres barcazas en el mismo río.
La zona controlada se extiende, en ambas orillas, entre los puentes de Westminster y Waterloo. "Son las mejores posiciones para ver los fuegos y limitadas al público con entrada", confirma a Sputnik la portavoz de los organización.
La celebración de Nochevieja se ha convertido en reclamo turístico global. Las grandes urbes mejoran su oferta cada año para asegurar unos minutos de cobertura en las televisiones de sus países y del extranjero.
Los fuegos de Londres, que se retransmiten en directo por el canal uno de la BBC, tuvieron una audiencia nacional en torno a 14 millones en 2013.
El Támesis ha reemplazado a la plaza de Trafalgar como centro de los festejos de bienvenida del nuevo año. El evento está producido por Jack Morton Worldwide y la pirotecnia corre a cargo de Titatium Fireworks, ambas con sede en Reino Unido.
