"Parece que criticar a Putin se ha convertido en algo rutinario para Merkel", opina.
En palabras de Konicz, la canciller, en vez de responsabilizar a Rusia del conflicto en Ucrania, debería plantearse las mismas acusaciones, pues en este caso Occidente está cosechando lo que ha sembrado.
El autor alemán cita las recientes declaraciones de la bundeskanzlerin, quien afirmó que Rusia "pone pegas" a Ucrania, Moldavia y Georgia, tres países en vías de asociación con la Unión Europea.
En su opinión, estas palabras apuntan a que Merkel considera que ante la actual crisis los Veintiocho pueden permitirse hacer caso omiso a la situación geopolítica y las normas del derecho internacional.
Konicz cuestiona también la constante "indignación teatral" de Occidente hacia la política de Moscú.
El autor afirma que Berlín no tiene derecho a acusar a Rusia de una anexión "injustificable" –en palabras de Merkel– de Crimea y recuerda que fue precisamente Occidente y la OTAN que en 1999 libraron una guerra ilegal contra Yugoslavia que "no solo socavó los principios del orden europeo de la posguerra sino aplastó la integridad territorial de varios Estados".
Los habitantes de Crimea, de mayoría rusa, optaron por medio de un referéndum por la secesión de Ucrania debido a la amenaza del "fascismo ucraniano" y el auge de los ánimos ultranacionalistas en el país eslavo tras el golpe de Estado de hace un año, apunta Konicz.
"El miedo al fascismo ucraniano resultó bien fundado, a juzgar por el pogromo en Odesa, donde murieron decenas de activistas prorrusos", escribe el periodista al comentar que con la adhesión de Crimea Moscú evitó que los habitantes de la península vivieran la misma suerte.