Al ciudadano ruso Ajlas Ajlak, que también tenía la ciudadanía paquistaní, le condenaron a muerte en 2005 por su supuesta participación en el atentado contra el expresidente de Pakistán, Pervez Musharraf, y fue finalmente ejecutado el domingo pasado en la ciudad de Faisalabad.
"El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia se ocupa de todos los casos como éste, insistiendo en que la condena a muerte no se cumpla para los ciudadanos de Rusia, indistintamente del grado de su culpa", dijo el diplomático.
Señaló que tal actitud obedece no tanto a las razones humanitarias como al hecho de que en Rusia rige la moratoria sobre la pena de muerte, al mismo tiempo que indicó que Rusia "respeta las legislaciones de otros países".
Al referirse al caso concreto del ciudadano de Rusia ejecutado en Pakistán, Dolgov afirmó que Moscú hizo lo máximo para que el castigo fuera suavizado. "Pero nuestros esfuerzos no dieron resultado", constató.
Las legislaciones de ciertos países del sudeste asiático castigan duramente, en particular, a los distribuidores de las sustancias estupefacientes.
Dos ciudadanos de Rusia, Alexandr Símonov y Serguéi Chernij, que intentaron introducir drogas en Indonesia se enfrentaron a la pena capital, posteriormente conmutada por pena de prisión. Actualmente están cumpliendo penas de 8 y 11 años de prisión, respectivamente.
A la rusa María Drapirka, detenida en el aeropuerto de Vietnam como presunta narcotraficante, le pueden aplicar la pena capital.