En su primer viaje oficial a Cataluña desde que es secretario general de un partido que hace peligrar el futuro del bipartidismo, Iglesias dijo que no "quiero que Cataluña se vaya" de España, pero aceptó que "la casta española ha insultado a los catalanes".
"Algunos prefieren hacer política levantado muros, nosotros preferimos construir puentes" dijo en el polideportivo olímpico de Barcelona, lleno hasta la bandera y con gritos de "¡Sí se puede!" y "¡Pablo presidente!". Cientos de personas se quedaron fuera del estadio.
Este viernes pasado, la primera encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO), dependiente del Gobierno catalán, tras el pseudoreferendum secesionista revelaba que Podemos ganaría en intención de voto en las próximas elecciones generales en Cataluña, con 14,7%, doblando a los socialistas.
Pablo Iglesias es el político mejor valorado en todos los sondeos.
En Barcelona, Iglesias, que dijo no defender banderas, tachó de "traidores a su pueblo" a todos los que tienen cuentas bancarias en el extranjero "ya se llamen Jordi Pujol o Rodrigo Rato" en referencia al expresidente catalán que confesó guardar dinero en paraísos fiscales y al ex director del Fondo Monetario Internacional imputado varios casos de corrupción.
Iglesias aseguró que España es "un país de países" y arremetió contra los dirigentes catalanes, como Artur Mas, que aplican políticas de austeridad y son cómplices de la corrupción.
"Hace falta abrir un proceso constituyente que abra puertas y ventanas, que abra los candados", defendió el carismático dirigente.
