"Necesitamos un paquete de medidas para sostener la producción y mantener en pie las infraestructuras", advierte el sindicalista en una entrevista telefónica con Sputnik Nóvosti.
Molloy reclama al Ejecutivo que lidera el conservador David Cameron a una urgente reforma fiscal que permita preservar puestos de trabajo y mantener la producción en las plataformas existentes.
"El Gobierno no tiene una política energética, trata la industria petrolera como una vaca lechera que ordeña hasta la saciedad cuando las cosas van bien y se desinteresa cuando la coyuntura empeora", denuncia el líder sindicalista con base en Aberdeen, la capital del crudo en el Reino Unido.
Molloy advierte que la carga fiscal sobre el petróleo ha subido "un 14%" en la última década de forma que hoy día el Tesoro británico ingresa el "80% en impuestos por cada barril extraído".
"A estos niveles de fiscalidad, los campos petrolíferos marginales se ven sometidos a una enorme presión y son vulnerables de cierre", reconoce.
El ministro de Finanzas, George Osborne, anunció recientemente una reducción en los cargos suplementarios sobre los beneficios del gas y el petróleo del 32% al 30%, que entra en vigor a partir del 1 de enero.
"Un 2% no es suficiente, se requiere una labor de ingeniería para sostener esta industria que no vemos en el presente Gobierno de Reino Unido", critica el sindicalista escocés.
Molloy acepta que el crudo del Mar del Norte lleva diez años en declive pero resalta: "hay diferentes formas de afrontar el final ".
El RMT apuesta por "explotar hasta la última gota de petróleo y asegurar la extracción de todos los recursos en beneficio de la sociedad y del país".
La alternativa, según advierte Molloy, llevará al ocaso precipitado de la industria petrolera, como ocurrió con el carbón de Gran Bretaña cuando el Gobierno conservador de Margaret Thatcher dio la espalda a la minería en la década de los ochenta del siglo pasado.
"No es una cuestión exclusivamente del precio del crudo, ni de defender puestos de trabajo están en juego ganancias muy considerables", señala el líder sindical.
"Si no mantenemos las infraestructuras existentes, terminarán cerrando y haciendo prácticamente imposible las exploraciones en nuevos pozos", añade.
El sindicato apoyó la independencia de Escocia en el referéndum del pasado septiembre y Molloy lamenta hoy las consecuencias de la derrota del sí.
"Un Gobierno independiente en Edimburgo tiene más capacidad de reaccionar a las cuestiones que afectan a nuestra industria, a Westminster no le interesa el crudo del Mar del Norte, salvo para recaudar impuestos", denuncia a esta agencia.
El sindicalista está convencido de que el Gobierno autonómico escocés "comprende el valor que los recursos en petróleo y gas suponen no solo para la sociedad, el empleo y los trabajadores, sino para el futuro del país".
La industria anticipa una reducción de la producción actual en torno al 10% y la pérdida de unos 40.000 empleos como consecuencia de la caída en el precio del crudo.
"El ambiente es muy sombrío y deprimente, las navidades en Aberdeen van a ser muy tensas", admite Jake Molloy a Sputnik Nóvosti.
