La práctica de requisar el dinero de los deportados pasa a "escala masiva", dijo Jones, lo que explica "las ganancias récord de los complejos penitenciarios privados y empresas".
Las empresas estadounidenses de tarjetas de débito convencen de lo conveniente que resulta emplear sus servicios de tarjetas para devolver el dinero requisado a los inmigrantes ilegales. "Básicamente, las prisiones devuelven el dinero a través de estas tarjetas porque las empresas que ofrecen estos servicios las presionan y ofrecen incentivos".
Los deportados casi siempre tienen problemas al retirar el dinero y los cajeros automáticos no aceptan esas tarjetas.
"La gente en México no puede llamar al servicio de atención al cliente porque todo el dinero está depositado en una tarjeta que no funciona", y aún cuando funciona, estas empresas "no tienen incentivos para ayudar", ya que en realidad los verdaderos clientes son las prisiones y no los titulares de las tarjetas.
"Y en caso de que la tarjeta no funciona y la gente no puede retirar su dinero, ¿adivine quién termina quedándose con todos los fondos?", dijo.
En un informe recientemente publicado por la organización No More Deaths, Jones y otros miembros de la organización investigaron la práctica del gobierno estadounidense de requisar todo el dinero y las pertenencias de los inmigrantes antes de deportarlos.
Más de 360.000 deportaciones fueron realizadas en Estados Unidos el año pasado. Según un estudio de la Universidad de Arizona publicado a fines de 2013, casi un tercio de los deportados de EEUU no recibieron sus pertenencias tras ser deportados.