Un joven de origen indígena se prendió fuego a lo bonzo frente a la sede del Congreso del empobrecido estado de Chiapas, sureste de México, para exigir la liberación de un dirigente campesino, y ha sobrevivido en estado grave, según publicó este sábado el diario La Jornada.
De acuerdo con la fuente, Agustín Gómez, de 18 años, ha exigido así la libertad de su tío, Florentino Gómez, quien está preso desde el 1 de mayo, acusado de robo de ganado.
"Préndame fuego porque voy por la libertad de mi tío Florentino", gritó el joven que se roció gasolina, antes de que un compañero lo inflamara con un encendedor, en el acto de inmolación.
El fuego fue pagado con arena y cobijas por sus compañeros y luego los socorristas trasladaron al joven a un hospital, donde ha sido reportado con lesiones graves.
"Familiares que lo vieron en el hospital regional de Tuxtla, nos dicen que está entre la vida y la muerte", dijo al diario un familiar.
Las protestas han crecido en su dramatismo, por la liberación del dirigente del Frente Campesino "Ricardo Flores Magón", organización bautizada así en honor a un líder de la revolución mexicana de 1910, que murió en prisión en 1922, quien trajo a México las ideas de los anarquistas rusos Piotr Kropotkin y Mijaíl Bakunin.
Hace varias semanas los familiares del líder campesino instalaron un plantón frente al congreso Tuxtla, capital de Chiapas, luego emprendieron una huelga de hambre, después algunas mujeres se cosieron los labios y el martes pasado 2 de diciembre algunos hombres se crucificaron.
Las autoridades sólo han prometidos la revisión del expediente del veterano líder campesino y ha sido perseguido desde hace 15 años, y sus compañeros acusan al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) por el acoso político y judicial, hacia los comicios de 2015.
El Frente Campesino "Ricardo Flores Magón" fue una de las organizaciones que nutrió las bases del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que se alzó en armas hace 20 años en 1994 y ahora sus herederos controlan sin armas cinco municipios aislados de Chiapas.
La insólita protesta ocurre mientras en el resto del país se mantienen las manifestaciones callejeras entre brotes de violencia por la desaparición de 43 estudiantes de magisterio rural en el estado de Guerrero (suroeste de México), quienes se teme hayan sido asesinados por policías y narcotraficantes confabulados con el alcalde de Iguala (200 km al sur).
Chiapas, Guerrero y Oaxaca son los estados del sur de México más atrasados y empobrecidos, donde habitan las comunidades indígenas que formas casi 15 por ciento de las población del país latinoamericano de más de 120 millones de habitantes.
