Las autoridades de Hong Kong han empezado hoy a retirar parte de las vallas y barricadas que los estudiantes habían colocado más de dos meses atrás en el principal punto de protesta.
Decenas de alguaciles se han presentado esta mañana en Admiralty, sede del Gobierno local, con una orden judicial que ordenaba el desalojo instado por el propietario del Citic Tower, un imponente edificio de oficinas de 33 plantas.
La operación, seguida por funcionarios, agentes de policía y periodistas, se ha desarrollado sin problemas. Los funcionarios han cortado con cizañas las ataduras de plástico entre las vallas y las han colocado en un camión.
Los estudiantes incluso han ayudado a las fuerzas del orden público y después se han llevado sus tiendas de campaña y mantas a otras zonas cercanas.
Sólo se han producido unos pequeños incidentes cuando la policía ha intentado retirar las vallas de una zona que no estaba afectada por la orden. "Esto es inaceptable para los manifestantes", ha dicho mediante un megáfono Albert Ho, legislador prodemocrático.
"Procederemos bajo el principio de paz y no violencia", ha asegurado Joshua Wong, miembro del grupo Scholarism y uno de los líderes de las protestas.
"No buscamos ninguna pelea con la policía. Si limpian la carretera situada fuera del aparcamiento lo aceptaremos. Si pretenden limpiar otras zonas será muy decepcionante", ha añadido Wong a la prensa.
Las órdenes judiciales se han demostrado como el arma idónea para desalojar progresivamente las zonas de protesta después de que el envío de policías y matones de la mafia hubiera provocado enfrentamientos en el pasado.
El propietario de la icónica Citic Tower, un conglomerado estatal chino, había obtenido de las autoridades judiciales una orden que prohibía a los estudiantes seguir bloqueando el acceso a vehículos y personas.
También ha sido dictada una segunda orden para desalojar el punto de la protesta en Kowloon, al otro lado de la bahía, donde se han registrado los choques más graves desde que empezaron las protestas.
Los estudiantes y el movimiento cívico Occupy Central piden un sufragio universal en 2017 con la libre designación de candidatos y sin el filtro que impone Pekín, que consideran como una "farsa democrática".
Las protestas, que llegaron a juntar a 100.000 manifestantes en sus inicios, se han reducido a unos pocos estudiantes concentrados en un par de puntos de la ciudad.
Las encuestas de los medios locales revelan que el apoyo de la ciudadanía a las reclamaciones ha caído sustancialmente después de dos meses de protestas en las que el ritmo diario de uno de los principales focos financieros de Asia ha sido afectado.
Los estudiantes, cansados de las evasivas del Gobierno local, han intentado entablar el diálogo con las autoridades centrales. Pekín prohibió la entrada en la China continental a tres de sus representantes el pasado fin de semana.
