El jefe de la Administración del Kremlin, Serguéi Ivanov considera que el veto de los alimentos provenientes de Occidente afecta solo a un 0,1% de la población de Rusia que habita en los barrios privilegiados del centro de Moscú.
"Esta minoría liberal que a veces en broma yo llamo "los pobres de Moscú" puede tranquilamente subir a un avión, volar hasta Tallin o Helsinki, no tiene necesidad siquiera de llegarse a Zúrich o a París, y comprar todo el jamón o parmesano que quiera, traerlo y comérselo aquí tranquilamente", afirmó Ivanov en una entrevista brindada al periódico Komsomolskaya Pravda.
El funcionario está convencido que al otro 99,9% de la población ese problema no le preocupa.
"No son tontos y se dan cuenta que no se repetirá la situación que existía en la Unión Soviética, cuando había escasez de todo. Nos han impuesto sanciones solo algunos países del planeta (…) El resto del mundo permanece abierto, y para sustituir unas importaciones por otras podemos comprar salmón de Chile o de Asia en lugar del noruego", aseguró.
Ivanov recordó que las gambas y camarones habitan no sólo en el mar Mediterráneo, y el fuagrás se puede hacer de hígados de gansos rusos.
"Considero que en Rusia hay suficientes gansos", dijo.
Rusia embargó por un año los suministros de productos alimenticios provenientes de Occidente. En la lista negra aparecen cárnicos, aves de corral, pescado, mariscos y lácteos, así como frutas y verduras. Actualmente algunos productos elitistas han desaparecido de los supermercados, y la ausencia del jamón español ya se ha hecho tema de muchos chistes.
