Un nuevo muerto a manos de la policía, otra vez afroamericano, y muy cerca de Ferguson, el suburbio donde este verano estallaron las protestas después de que un agente acribillase a un joven desarmado.
Pero a diferencia de Michael Brown, que estaba desarmado, la víctima del tiroteo que se produjo en la noche del miércoles portaba una pistola, y presuntamente atacó con ella al agente que terminó con su vida.
En el momento de los hechos el policía, del que de momento no ha trascendido su identidad, se encontraba patrullando el barrio residencial de Shaw para una agencia privada de seguridad. Según el comunicado de la policía de St. Louis, tras dar el alto a varios jóvenes, estos que escaparon corriendo. Después una corta persecución, uno de ellos, Vonderrit Deondre Myers Jr., de dieciocho años, abrió fuego tres veces. El agente respondió y terminó con su vida. Uno de los aspectos más sorprendentes del caso es que aunque el oficial en ese momento realizaba tareas para una empresa privada, al parecer en el momento del suceso portaba el uniforme oficial de la policía.
Poco después vecinos del barrio en el que vivía Myers se desplazaron a la zona donde este fue abatido para protestar. Durante varias horas se vivieron conatos de tumulto y si la tensión no se desbordó fue, según el jefe de la policía de St. Louis, Sam Dotson III, gracias a que sus hombres hicieron caso omiso de las provocaciones.
Mientras algunos familiares de Myers han afirmado que se encontraba desarmado, poco después el New York Times y otros informaron que un abogado, Peter M. Cohen, había defendido a la víctima con anterioridad, entre otros cargos por el de tenencia ilícita de armas. El suceso llega a cinco días de que varias organizaciones de defensa de los derechos civiles inicien en St. Louis una semana de manifestaciones para exigir más contundencia en la investigación de la muerte de Michael Brown.
