El primer ministro británico, David Cameron, ha llegado a Kabul este viernes en una breve e inesperada visita para dialogar con el nuevo Gobierno afgano e impulsar el repliegue final de las tropas del Reino Unido.
El líder conservador se convierte en el primer mandatario que despacha personalmente con el presidente Ashraf Ghani y su primer ministro Abdullah Abdullah, tras su investidura cinco días atrás.
Cameron ha reconocido que el Reino Unido "ha pagado un precio muy alto" en Afganistán –con 435 soldados británicos muertos en el frente– pero ha insistido en que la operación era necesaria. "Este es el lugar en el que se planearon los ataques del 11 de septiembre. Este es el lugar donde se han urdido innumerables conspiraciones", resaltó.
Cameron ha ubicado en Afganistán "la caldera original de Al Qaeda" y se ha congratulado del esfuerzo británico en la expulsión de sus miembros y campos de entrenamiento. Pero advirtió que la amenaza perdura: "Estamos lidiando una lucha generacional contra el terrorismo extremista islámico".
Del recién investido Ejecutivo afgano, Cameron ha remarcado que "compartimos un objetivo común, un Afganistán más seguro, estable y prospero". "Queremos un Afganistán que ya no es un paraíso seguro de terroristas o una amenaza a la seguridad de ninguno de nuestros países. Y hoy hemos conversado sobre cómo podemos conseguir juntos estos objetivos", añadió en la conferencia de prensa compartida con el presidente Ghani.
Las tropas británicas se retirarán de Afganistán a final de año, cerrando una operación de combate que comenzó en 2001 y ha llegado a contar con 9.500 efectivos del Reino Unido en el país. Es la cuarta guerra que el país mantiene en Afganistán en 175 años.
Cameron ha reafirmado finalmente su promesa de repliegue y el compromiso de su administración en la reconstrucción de la economía y la formación de policías y militares. "Tenemos un inmenso programa de ayuda y continuaremos pagando nuestra contribución a las fuerzas de seguridad afganas", señaló.
