El Jefe Ejecutivo, CY Leung, ha ofrecido finalmente este viernes el diálogo que les había negado durante una semana a los estudiantes prodemocráticos pero se ha negado a dimitir.
Su anuncio llegó cuando apenas faltaban minutos para que expirara el ultimátum que le habían presentado para que abandonara el cargo con la amenaza de ocupar edificios públicos.
"No dimitiré porque tengo que continuar trabajando para las elecciones", dijo Leung en una comparecencia grabada en su casa. La encargada de negociar será su segunda, Carrie Lam, quien se reunirá con los estudiantes en una fecha aún por determinar.
La Federación de Estudiantes de Hong Kong había exigido la dimisión de Leung y el sufragio universal en 2017 sin el filtro de candidatos que impone Pekín.
La plataforma prodemocrática Occupy Central celebró el comunicado de Leung, mostró su apoyo a los estudiantes y deseó que suponga un punto de inflexión en la resolución del conflicto.
La confirmación de que Leung se aferraba al cargo fue recibida con abucheos por la muchedumbre de jóvenes apostados frente a la sede del Gobierno local. Al Jefe Ejecutivo le culpan de ordenar el ataque policial a estudiantes con gases lacrimógenos del domingo cuyas imágenes traumatizaron a toda la excolonia, y de ignorar sus exigencias de dimisión e incluso de reunirse con sus representantes.
El anuncio sirvió, al menos temporalmente, para rebajar una tensión que alcanzaba el punto de ebullición poco antes de la medianoche.
Los estudiantes estaban separados apenas por una verja de decenas de policías que protegían la sede en medio de un ambiente de alta tensión. Muchos de ellos ya llevaban puestas las máscaras o las gafas de buzo que han ido acumulando en el campamento de Admiralty para defenderse de una carga policial.
Durante el día habían circulado fotos por Internet que mostraban la entrada de cajas de balas de goma y gas lacrimógeno en las instalaciones, donde varias fuentes señalaron que ya había cientos de antidisturbios parapetados.
La policía advirtió de "graves consecuencias" si los estudiantes atacaban los edificios y las autoridades les ordenaron que desalojaran la zona pacíficamente para permitir que los 3.000 funcionarios del complejo gubernamental pudieran reincorporarse hoy tras las vacaciones.
Se discutía si la policía echaría a los estudiantes a golpes o si estos asaltarían la sede primero, pero los enfrentamientos se daban por seguros.
En la concentración de Admiralty, donde miles de jóvenes se reúnen en un ambiente lúdico, muchos ya han mostrado en las últimas horas su frustración y su voluntad de pasar a la acción. Hay incluso pasquines que recuerdan que es una protesta política y piden seriedad. Las vacaciones terminan y muchos regresarán a sus quehaceres.
Otros prefieren perseverar en la vía cívica.
"Tenemos que continuar así. No hemos causado graves problemas a la ciudad, los hongkoneses nos apoyan y el mundo nos respeta. Con violencia, todo eso cambiará", señala Tammy Yim, relaciones públicas de 29 años.
