La Audiencia Nacional ha condenado hoy a una multa de 900 euros a cada uno de los dos estudiantes acusados de quemar una foto del rey Juan Carlos I durante una manifestación independentista en 2013 en la población barcelonesa de Mataró.
El juez les acusa de realizar una acción "injuriosa" de forma "premeditada" para "desprestigiar la corona" que precisamente es "el símbolo de la unidad de España". La defensa de los jóvenes ya ha anunciado que recurrirá porque la "Constitución española no prohíbe "cuestionar la corona y que la crítica no era personal hacia Juan Carlos, sino a una "institución hereditaria".
Los jóvenes han admitido su implicación en los hechos, aunque han negado ser los autores materiales del incendio. Guifre Peguera Comas y Jordi Nogué Hernández, condenados a una pena mínima por ser menores, han dicho que los volverían a hacer porque "la monarquía lleva 299 años oprimiendo al pueblo catalán".
Para su defensa, es sólo una falta leve de alteración del orden público, porque la manifestación se amparaba en "la libertad de expresión y en los derechos fundamentales de la libertad ideológica y del pluralismo político". "Consideramos que no hay una injuria, sino una crítica a la institución".
Por su parte, el fiscal que pedía una multa de más de 10.000 euros ha estimado que la protesta buscaba "hacer una ofensa gratuita e hiriente al Rey por ser el símbolo de la unidad de la nación española". Un acto con "escarnio y vejación en el que se pone cara para abajo el retrato real para provocar la hilaridad" de todos los asistentes.
