El exdirector de la petrolera brasileña Petrobras, Paulo Roberto Costa, dejó en la mañana de este miércoles la prisión de Curitiba, en el estado de Paraná, en la que se encontraba detenido desde el pasado 11 de junio tras su detención inicial en la llamada Operación Lava-Jato de la Policía Federal el pasado 17 de marzo.
Escoltado por agentes de policía Costa fue conducido hasta el aeropuerto Afonso Pena de Curitiba, donde voló a bordo de un avión de la Policía Federal hasta Río de Janeiro donde cumplirá arresto domiciliario hasta ser juzgado.
El juez del Tribunal Supremo Federal(STF), Teori Zavascki, fue quien concedió el permiso para el acusado quien será tendrá que responder por formar parte de la red de blanqueo de dinero y desvío de fondos públicos en Petrobras, por casi 10.000 millones de reales (unos 4.069 millones de dólares).
La confesión que el exdirector de Abastecimiento de la petrolera habría facilitado el pasado día 29 de septiembre a los agentes de la Policía Federal, explica la medida extraordinaria aplicada en el caso de Costa.
El acusado señaló entonces a su socio Alberto Yousseff, quien permanece en la cárcel de Curitiba, como líder de la red corrupta así como otros 25 políticos de diferentes partidos, según desveló un reportaje de la revista Veja que filtró algunos fragmentos de la declaración de Costa el pasado 5 de septiembre.
Por el acuerdo alcanzado por su confesión y para acceder al arresto domiciliario el exdirector tuvo que pagar una fianza de 5 millones de reales así como otros 5 millones de multa y devolver algunos bienes materiales como un yate y un terreno en la localidad de Mangarativa con un valor superior al millón de reales cada uno, en total unos 12 millones de reales (unos 4,8 millones de dólares).
Los movimientos de Costa una vez en su domicilio serán monitoreados por la compañía Spacecom S.A, que colabora con la Secretaría de Justicia, a través de una rodillera que permitirá informar en tiempo real sobre la ubicación del detenido 24 horas por día.
Como explicó el presidente de la empresa, Sávio Bloomfield, la rodillera no puede ser retirada en ningún momento por el detenido" ni siquiera a la hora de tomar un baño".
El sistema de seguimiento electrónico se aplica en Brasil en 10 estados y sobre unos 10.000 casos con notable éxito.
