Brasil busca un nuevo rumbo en las presidenciales

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Envuelto en una verdadera tormenta económica, Brasil intenta llevar a buen puerto sus elecciones presidenciales del próximo 5 de octubre.

Las oleadas del bajo crecimiento y la inflación azotan al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff  que parece haber perdido el rumbo. Mientras tanto, la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), Marina Silva, y el candidato del Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB), Aécio Neves, intentan erigirse como la única alternativa para salvar al país del naufragio.

 Los ataques a la gestión de la líder del Partido de los Trabajadores(PT) son continuos y palabras como "credibilidad", "senda del crecimiento" o "confianza de los mercados" se repiten de forma continua en los actos de campaña de los candidatos. Sin embargo, resulta curioso que ni Marina Silva ni Aécio Neves se pronuncian claramente sobre las medidas para reflotar la economía. Alterar la fórmula que el expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva, aplicó desde 2003 con increíble éxito sigue pareciendo poco menos que una herejía en la mayor economía de Latinoamérica. Mientras tanto, todo el continente y en especial los vecinos del sur, Argentina, y del norte, Estados Unidos, esperan con ansiedad el desenlace de la odisea.

Para el profesor de Historia Contemporánea y experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Río de Janeiro(UFRJ), Francisco Carlos Teixeira da Silva, las discusiones que se están planteando en esta campaña sobre economía son en realidad discusiones de política económica.

"Se está debatiendo sobre el modelo que la política económica de Brasil debe seguir. La mayor autonomía del Banco Central, el papel de Petrobras y el pre-sal en el desarrollo brasileño así como la desregularización o no del mercado laboral son todos debates políticos", afirma.

En este sentido, Teixeira opina que en realidad ningún candidato, Silva o Neves, apuestan por explicar claramente sus propuestas en torno a una eventual reforma fiscal, el control cambiario o como controlar la inflación. "La campaña de Marina Silva me recuerda a la de Obama, muchas generalidades sin querer anticipar  medidas concretas", critica el profesor quien, sin embargo, recuerda que la candidata del PSB, y principal rival de Dilma en las encuestas, es la favorita del sector privado y la gran banca.

"La verdadera agenda económica de Marina Silva incluye reformas estructurales profundas en la política económica que incluyen alterar el sistema de propiedad semiestatal de Petrobras, liberar el Banco Central, desregularizar el mercado laboral. Todos estos ajustes causarían un gran impacto y penalizarían el crecimiento del país hasta 2016", insiste el profesor quien es un habitual opinador en medios de Brasil.

No obstante, en opinión del profesor de Economía de la Universidad de Sao Paulo(USP), Alex Ferreira, el pragmatismo económico de Silva podría significar una potente herramienta de cambio y de relación de Brasil con los mercados. "Marina Silva destaca por su pragmatismo frente a la ideología de Dilma. Quiere dotar al Banco Central de mayor independencia, crear organismos para el control de las cuentas públicas y aumentar la eficiencia" explica.

Al igual que Teixeira, el economista subraya la relación directa entre el auge de Silva y los intereses privados: "Se observa que los mercados financieros ven con mejores ojos a Silva, tanto que cuando los datos económicos empeoran afectan directamente a Rousseff en las encuestas. La relación entre el capital privado y Silva es casi obvia".

Conviene recordar que la asesora de finanzas de Marina Silva no es otra que la magnate de la banca, Néca Setubal, heredera del banco Itaú junto con su hermano y principal financiadora a título personal de la candidatura de Silva con dos millones de reales. Por si fuera poco, cuenta además con el asesoramiento del exdirector del Banco Central y mano derecha del presidente neoliberal Fernando Cardoso, el economista André Lara Resende.

La lista de asesores de corte neoliberal se completa con el economista Eduardo Gianneti, la exconsejera del Fondo Monetario Internacional Eliana Cardoso y José Eli da Veiga, este último estrechamente ligado a los movimientos de desarrollo sostenible.

En este punto, el profesor Teixeira opina que resulta extraño que teniendo una  candidata declaradamente ecologista, como máxima rival de Dilma Rousseff a la presidencia de  Brasil, la cuestión de la sostenibilidad ambiental esté siendo "poco o nada debatida" y añade: "Parece que a Silva se le han olvidado sus temas preferidos como el de la central hidroeléctrica de Belo Monte".

Los pésimos datos en la previsión del crecimiento del PIB en 2014 arrojados por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) la semana pasada que apuntaba a un 0,3%, muy inferior al 0,9% del Ministerio de Planeamiento de Brasil que ya habla de "recesión técnica", suponen en opinión de ambos especialistas el mayor desafío que enfrentará el gobierno que salga elegido en octubre.

"El gran reto será reactivar el crecimiento y encontrar la manera de hacerlo. En el caso de Brasil sería necesario alcanzar el 3,5% o el 3,8% de forma continua en los próximos diez años. Tengo la total seguridad que los dos primeros años de un gobierno del Marina Silva sería depresivo por las profundas reformas que pretende, aunque no descarto que después pudiese mejorar. En cambio, un gobierno de Neves o Dilma tendrían un 2015 discreto pero remontarían en 2016. Lamentablemente no hay nada en el corto plazo que sea posible para alcanzar el crecimiento del 3,5%", sentencia el profesor de la UFRJ.

Por su parte, Ferreira opina que aunque sea arriesgado se hace necesario un giro en las políticas hasta ahora practicadas por el gobierno de Dilma Rousseff para volver a crecer: "Si el país toma el camino de la credibilidad en materia monetaria y fiscal y abandona políticas populistas, no digo acabar con el Bolsa Familia, las políticas de redistribución de renta son necesarias. Hay que despreocupar más a los empresarios y facilitar la emprendeduría, evitar impuestos innecesarios y facilitar la concesión de licencias, invertir en I+D. Ese es el camino del crecimiento".

Sin duda, el contexto internacional determinará enormemente el éxito de la remontada económica del próximo gobierno. Con un perfil más alejado del marco de Unasur-Mercosur o de las potencias de los BRICS que Rousseff, Marina Silva apostaría por un acercamiento al bloque Estados Unidos-Unión Europea. Esta tendencia sería, en opinión del profesor Teixeira, nefasta no solamente para la economía del país, sino para toda Latinoamérica debido al peso específico de Brasil en la economía de Sudamérica.

"Existe un triple tablero de relaciones comerciales que está siendo jugado en este momento. Brasil siempre ha mantenido buenas relaciones con lo EE.UU y la Unión Europea. Por otra parte, tenemos excelentes relaciones con los países BRICS y obtenemos gran parte de nuestro impulso de las relaciones con los demás países de América del Sur. El pensamiento de los neoliberales es que deberíamos dar la espalda a las dos últimas para centrarnos en EE.UU y EU, yo creo que deberíamos seguir jugando a tres bandas", apuntó.

La reciente creación del Nuevo Banco de Desarrollo y del Acuerdo de Contingente de Reserva, tras la Cumbre de los BRICS en Fortaleza el pasado mes de julio, son para Teixeira la última gran victoria en materia exterior de Dilma Rousseff. La relación con China y Rusia, además de otras economías emergentes así como actuar de intermediario con el resto de Latinoamérica es la opción a seguir según él.

En cuanto al nuevo horizonte que se abre tras las sanciones de Estados Unidos y La Unión Europea a Rusia. El profesor Teixeira opina que serán de gran interés para el país siempre que sean bien gestionadas: "Brasil tendrá una oportunidad inmejorable de mejorar sus exportaciones agropecuarias debido a las sanciones occidentales a Rusia, algo que se debe de aprovechar sin que entre en conflicto con otras políticas".

Por tanto, las elecciones presidenciales de Brasil se encuentran por primera vez desde 2003 condicionadas por un choque de paradigmas en la política económica, tanto externa como interna. De una lado la herencia intervencionista de Lula, representada por Dilma Rousseff. Por otro el giro neoliberal promovido por el empresariado y la gran banca de Brasil y encarnado en la figura de la pragmática Marina Silva.

De la elección de un modelo u otro dependerá el futuro rumbo que tomarán proyectos clave para el desarrollo de Sudamérica como Mercosur, especialmente en un momento en el que uno de sus socios, Argentina, se encuentra al borde del colapso. Sin duda, no solamente los brasileños estarán pendientes del resultado el próximo 5 de octubre. Estados Unidos, Venezuela, Argentina, o incluso China, se juegan en esta ocasión sus futuras relaciones con un socio comercial muy apetecible. Elija el rumbo que elija, si algo está claro en estas presidenciales es que a nadie le interesa que el gigante naufrague.

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