El posible veto de Rusia a las importaciones europeas de ropa no supondría un problema para los grandes distribuidores rusos, aunque sí afectaría a medianas y pequeñas empresas y limitaría la gama de productos ofrecidos en el mercado, coinciden representantes del sector consultados por esta agencia.
El 12 de septiembre, la UE puso en marcha nuevas sanciones contra Moscú que limitan su acceso a los mercados de capital, además de afectar al sector petrolero y de defensa. En respuesta, Rusia podría embargar la importación de algunos productos de industria ligera y coches usados, adelantaron fuentes oficiales.
Iliá Yaroshenko, propietario de la marca rusa de ropa Baon, se manifiesta en contra de la eventual medida, por considerar que desequilibraría la competitividad en el mercado nacional. El comprador debe tener la posibilidad de elegir si Rusia no quiere ser otra Corea del Norte, sostiene.
"Además, si una marca como Zara se va de Rusia, para el sector no será mejor, sino peor. Porque hay centros comerciales en los que Zara es la tienda ancla, por consiguiente los demás tendrían que cargar entre todos con el alquiler", explica.
Al mismo tiempo, considera que, de imponerse, el embargo se limitaría al segmento de las primeras marcas y por tanto el comprador ruso de clase media no se vería afectado. "La gente sobrevivirá sin Gucci, Dolce & Gabbana y otras marcas por el estilo", asegura.
"Si Rusia opta por tomar contramedidas dirigidas a restringir las importaciones de ropa fabricada en Europa y EEUU, esto podría afectar al segmento de lujo", coincide Vugar Isáev, propietario de la cadena de tiendas Snezhnaya Koroleva. "Pero no creo que la probabilidad de estas sanciones sea muy alta", matiza.
También descarta que la prohibición abarque a marcas de consumo masivo como Zara, "por el simple motivo de que fabrican la mayoría de sus artículos en países de Asia Central y Oriente Próximo y no en Europa".
Portavoces de otro gran mayorista ruso, Melon Fashion Group, señalan que un 80% de las importaciones procede del Sudeste Asiático y solo entre un 15% y un 20% tiene como origen la Unión Europea.
No obstante, expertos del grupo advierten sobre el riesgo que el veto podría suponer para la pequeña y mediana empresa, cuya experiencia y volumen de facturación serían insuficientes para mantener posiciones en el mercado.
Los distribuidores consultados también descartan que la medida impulse la fabricación nacional, ya que esta apenas existente y la mayoría de las marcas rusas tienen instalada su producción en Asia.
Según datos del Servicio Federal de Aduanas, el año pasado Rusia importó ropa por un total de 9.300 millones de dólares. Casi el 46% de esos suministros correspondió a China (4.259 millones de dólares), seguida de Turquía (610,8), Bielorrusia (571,9) y Bangladés (509).
Italia es el líder entre los proveedores europeos, con 440,3 millones de dólares (un 4,7% del total de las importaciones), mientras que las importaciones de EEUU y Canadá sumaron tan solo 31,3 millones y 6,9 millones de dólares, respectivamente.
