Las autoridades mexicanas rechazaron las críticas a sus políticas migratorias contenidas en una carta abierta enviada por el gobernador de Texas, Rick Perry, al presidente Enrique Peña, quien deploró el despliegue de 1.000 soldados de la Guardia Nacional en la frontera común.
“México lamenta que los comentarios que se vierten en este comunicado (de Perry) no estén sustentados en la realidad y en las cifras que recientemente hemos visto”, dijo el subsecretario de Relaciones Exteriores de México, Sergio Alcocer, en una declaración difundida este jueves.
El gobernador de Texas envió la misiva el miércoles al presidente Peña, en la cual señala que las políticas migratorias mexicanas son “un fracaso”.
Inmigración ilegal en Estados Unidos >>
México respondió a Perry que la crisis humanitaria por la detención en EEUU de unos 67.000 niños migrantes solos, de México y Centroamérica, reconocida por el presidente Barack Obama, es “un tema de trato humanitario a menores que este año llegaron en números inéditos a la frontera común”.
Perry, un fuerte candidato del Partido Republicano a las presidenciales de 2016, escribió a Peña: "Nuestros retos actuales son en parte una consecuencia del fracaso del Gobierno mexicano para asegurar su frontera sur o para desplegar los recursos adecuados para controlar el crimen", de narcotraficantes y traficantes de personas.
"Le animo a que tome las medidas necesarias para asegurar las fronteras a lo largo de la frontera sur de su país", insistió Perry al mandatario mexicano, aludiendo a la frontera mexicana con Guatemala, puerta de la inmigración ilegal centroamericana.
La carta de Perry invita al presidente Peña a visitar Texas “para ver de primera mano la profesionalidad de nuestros soldados de la Guardia Nacional y sus aliados policiales, mientras trabajan para asegurar la frontera”, lo que fue tácitamente rechazado por el gobierno de México.
Peña visitó a finales de agosto California, donde elogió el reconocimiento de la comunidad mexicana, y dijo que otros estados de EE.UU. fronterizos con México “no han evolucionado” en su trato con los migrantes.
DUELO DE ACUSACIONES
México protestó enérgicamente, el 11 de septiembre pasado, por el despliegue de la Guardia Nacional en Texas.
El Gobierno de Peña expresó “su más profundo rechazo" y condenó "el despliegue de los primeros elementos de la Guardia Nacional de Texas", en la Operación Seguridad Fuerte.
La movilización de soldados en la frontera de Texas es "indudablemente errónea y no contribuye a los esfuerzos que nuestros países llevan a cabo para construir una frontera segura y una solución al fenómeno migratorio", sostuvo México en una nota diplomática de protesta, que ahora responde Perry.
El gobernador texano enfrenta al mismo tiempo un juicio por abuso de poder, al haber intentado renunciar a un fiscal, mientras mantiene sus esperanzas para las presidenciales de 2016.
Los mil efectivos de la Guardia Nacional enviados a la frontera no están facultados para detener a los inmigrantes, y un grupo de sheriffs texanos tachó la maniobra de propagandística y poco útil.
México también la emprendió contra las ambiciones políticas de Perry, al subrayar que "resulta irresponsable manipular el estado actual de la seguridad fronteriza con fines políticos".
El Gobierno de Texas afirma que la vigilancia fronteriza reforzada hizo bajar en agosto la cantidad de menores solos detenidos, a poco más de 3.000, un 40% menos en relación con julio.
EEUU deporta cada año unos 350.000 mexicanos ilegales por distintos puntos de los 3.000 kilómetros de la frontera común, y se han documentado casos de violencia extrema e incluso la muerte de migrantes.
