La presidenta del Gobierno de Brasil, Dilma Rousseff, propuso en la noche de este miércoles la permanencia del modelo de seguridad adoptado durante el Mundial de fútbol y que integra a los distintos cuerpos de policía del país.
La novedad de este modelo de seguridad reside en la acción conjunta de los cuerpos de policía nacional y regional de Brasil, así como en la implementación de un Centro de Comando de Control en cada una de las capitales del país. “Vamos a replicar el modelo que funcionó en el Mundial, compartir una acción conjunta de seguridad de forma objetiva”, declaró la presidenta durante la rueda de prensa celebrada en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la jefa de Estado.
“El objetivo es unificar, tener la capacidad de integrar informaciones, registros y procedimientos”, dijo Rousseff, quien añadió que “(la seguridad pública) no puede ser una actuación fragmentada”.
La nueva propuesta de la presidenta Dilma Rousseff, quien también se presenta como candidata a la reelección, será enviada al Congreso Nacional “lo más rápido posible”, explicó Rousseff. La aprobación de esta propuesta por parte de los diputados exigiría el diseño de una enmienda a la Constitución del país, que considera la seguridad pública como una atribución exclusiva de cada uno de los 27 estados de Brasil.
Según la presidenta de Brasil, el actual ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, ya discutió esta propuesta con los secretarios de seguridad de los distintos estados del país y obtuvo una disposición favorable por parte de los Gobiernos regionales para consolidar la idea.
El esquema de seguridad implementado durante el Mundial de fútbol 2014 de Brasil dio lugar a la creación de un Centro de Comando y Control en cada una de las doce capitales en que se disputaron los partidos del campeonato. Cada uno de estos centros integró a miembros de la policía nacional, de carreteras, civil y militar, y contó con salas de monitoreo para facilitar la toma de decisiones por parte de los cuerpos de policía.
Durante el campeonato, más de 70.000 soldados y 60.000 policías brasileños fueron movilizados para mantener el orden en las doce sedes que acogieron el evento deportivo como parte de un dispositivo de seguridad que supuso un coste de 900 millones de dólares para las arcas públicas de Brasil.
La seguridad es uno de los temas centrales del debate electoral previo a los comicios generales que el país celebrará el próximo cinco de octubre. Según el rating de la organización sin fines lucrativos Social Progress Imperative divulgado en abril, Brasil ocupa el puesto 11 entre 132 países en la lista de naciones más inseguras del mundo.
