Más de un centenar de médicos se han concentrado hoy frente a la sede del Gobierno local para protestar por la agresión que sufrió uno de ellos a manos de los parientes de un fallecido, en lo que corresponde al último capítulo en la creciente belicosidad en los hospitales chinos.
El paciente llegó a un hospital de Yueyang (provincia central de Hunan) tras ser acuchillado, según el diario China Daily. El personal médico no logró salvar su vida y sus familiares, tras conducir el cadáver a la morgue, regresaron al hospital para agredir al médico que realizó el tratamiento de urgencia y obligarle a arrodillarse. Después bloquearon la entrada del centro y causaron daños materiales hasta la llegada de la policía.
La investigación de las autoridades sanitarias ha concluido que el paciente recibió los servicios médicos apropiados. El centenar de médicos ha pedido mayor seguridad en su lugar de trabajo para evitar episodios similares y un castigo severo a los agresores. "El hospital no es un lugar seguro, tenemos mucho miedo", ha explicado uno de ellos a la prensa local.
La prensa local ha relatado en los últimos meses numerosos casos de violencia: un doctor fue agredido con un martillo en Pekín, otro fue asesinado en la provincia de Heilongjiang por un paciente insatisfecho en febrero, y otro resultó muerto a navajazos en octubre del pasado año en la provincia oriental de Zhejiang. El clima beligerante explica que el personal de dos hospitales de Shanghái empezara el pasado año a recibir clases de Kung-fu para defenderse de los pacientes. Un estudio de la Sociedad de Gestión de Hospitales señala que las agresiones han aumentado un 23% anual desde 2002.
Un doctor explica en el China Daily que a menudo son estigmatizados como "usureros" y señala que, para finalizar con las agresiones, el Gobierno debe aumentar la inversión en Sanidad porque "es aún difícil para los más pobres recibir un tratamiento médico adecuado". "La falta de instalaciones médicas para los grupos de bajos ingresos ha provocado muchos conflictos de los que se ha culpado a los doctores", señala.
En enero hubo un escándalo mayúsculo cuando un niño murió porque su madre no llevaba encima la suma que la ambulancia le exigía para trasladarle. Es costumbre que los hospitales y ambulancias pidan por adelantado el pago de los servicios. La sanidad es uno de los deberes pendientes de Pekín, que ha aprobado un ambicioso programa para cubrir al 97 % de la población con un seguro básico en el futuro.
La apertura económica jubiló la cobertura médica maoísta, tan extendida como precaria. Se esperaba que, años después, la sanidad pudiera sufragarse por la vía privada. Eso no ha ocurrido: los doctores tienen unos sueldos miserables y los hospitales han de sufragarse por medios distintos a la inversión pública. El panorama explica, por un lado, la corrupción imperante y las multinacionales internacionales condenadas por sobornar a médicos para que receten sus productos. Y por otro, que los pacientes chinos salgan de los hospitales cargados de medicinas, necesarias o no. Todo confluye en un clima de desconfianza hacia el personal médico que provoca frecuentes episodios violentos.
