Una multitud se reunió en la noche del domingo en la ciudad brasileña de Recife (estado de Pernambuco) para despedir al candidato del Partido Socialista de Brasil (PSB) Eduardo Campos, fallecido en un accidente aéreo el pasado miércoles.
Según datos distribuidos por las autoridades, unas 160.000 personas acompañaron el cortejo fúnebre desde el Palacio de las Princesas, sede del gobierno regional de Pernambuco, hasta el cementerio donde los restos mortales de Campos fueron sepultados.
Durante el cortejo, los asistentes aplaudieron el coche fúnebre en el que era transportado el ataúd, gritaron "Eduardo, guerrero del pueblo brasileño" y cantaron el himno de Brasil en un ambiente cargado de emoción.
La expectación para dar el último adiós al político fallecido se inició durante el velatorio, cuando decenas de miles de pernambucanos formaron colas para ver a Campos y rendirle un último homenaje.
Según datos distribuidos por la policía de Recife, la asistencia fue tan alta que la cola a la entrada del Palacio de las Princesas alcanzó los tres kilómetros.
Entre las personas que se acercaron hasta Pernambuco para dar el último adiós a Campos estaban la actual presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff y el aspirante del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSBD), Aécio Neves.
Junto a ellos, la ecologista Marina Silva, aspirante a vicepresidenta en la candidatura que lideraba Eduardo Campos, y el expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, visiblemente emocionado, dejaron de lado las diferencias políticas para rendir un último homenaje a Campos.
Finalmente y acompañado por la multitud, Campos fue sepultado junto a su abuelo, Miguel Arraes, primer gobernador de Pernambuco tras la dictadura y junto a quien el candidato del PSB se inició en la política.
