China ha sorprendido al mundo con una extraña pista de atletismo construida con ángulos rectos porque no hubo tiempo para pintarla con las preceptivas curvas antes de la visita de un líder provincial.
La nueva pista desafía a la física, al sentido común y a la ortodoxia deportiva, pero desnuda de argumentos a los que acusan a los chinos de copiadores compulsivos sin un ápice de creatividad. No hay registros de una pista con ángulos rectos.
La pista recién inaugurada en el condado de Tonghe (provincia septentrional de Heilongjiang) es ya una celebridad en China después de que la prensa local se fijara en ella. Sus calles no cuentan con las acostumbradas curvas sino ángulos rectos. Para la práctica del atletismo abre un nuevo espectro de posibilidades como el perfeccionamiento de la continua parada y aceleración. Es presumible que el público disfrute de un abanico de choques entre corredores y lesiones, aunque los expertos ya han alertado de un probable empobrecimiento de las marcas.
La explicación al absurdo, como otras veces, nace en la ilimitada voluntad de los políticos chinos por contentar a sus superiores. Lo ha contado un funcionario local: el líder provincial había anunciado la visita sin mucho margen de maniobra al renovado estadio. Las gradas ya lucían impecables y el césped del campo de fútbol parecía una alfombra, pero la pista de atletismo estaba avejentada y tan erosionada que imposibilitaba la repintura. Urgía rehacerla desde el principio, pero las prisas impedían tomar las abstrusas medidas de un circuito ovalado. Y decidieron ventilarse el trámite con líneas rectas.
“Todo lo demás está bien. El único problema es la pista, no parecen normales”, ha dicho un ciudadano local a un programa de una televisión local. El presentador y una vecina han probado el nuevo circuito. “Me sentí un poco extraño al girar”, admitió él. “Es fácil caerse”, añadió ella. Otros expertos han abundado en obviedades. “Los ángulos rectos frenarán a los corredores y les impedirán obtener buenas marcas”, ha explicado Li Yuxue, funcionario de la administración de deportes provincial. “Es imposible correr aquí”, ha rematado Zhang Yong, un corredor de larga distancia que ha descrito la pista como un oprobio para el gremio.
La pista, ridiculizada sin compasión en la red china, se enfrenta a un futuro incierto. Un funcionario ha reconocido que se diseñó así pensando en la visita de los superiores jerárquicos. “Nosotros también pensamos que es fea, pero si los líderes no nos piden que la cambiemos, ¿qué se supone que tenemos que hacer?”.
No es la primera vez que la inspección por sorpresa de un líder estimula la imaginación de funcionarios locales en aprietos. Los de la provincia sureña de Guangdong habían convertido un orfanato levantado con fondos públicos en sus oficinas y dormitorios propios. Poco antes de la visita de su superior, corrieron a pedir prestados huérfanos a un templo cercano.
