La Fiscalía de Israel imputó ayer a tres israelíes, uno de 29 años y dos de 16, por el secuestro y asesinato del adolescente palestino Mohammad Abu Khdeir el pasado 2 de julio.
Los tres, cuyas identidades permanecen bajo secreto de sumario, confesaron haber matado al chico, al que raptaron en el barrio de Shuafat, en Jerusalén para vengarse del secuestro y la muerte de tres adolescentes israelíes en Cisjordania.
Los acusados están imputados también por racismo, incitamiento, incendio de coches y una tienda de palestinos e intento de captura del pequeño palestino de 7 años Mussa Zalum, el día antes del rapto de Abu Khdeir. La policía reconstruyó el crimen con los inculpados, que explicaron todos los detalles del asesinato.
Los informes de la autopsia que se practicó al cadáver de Abu Khdeir mostraron que los inculpados golpearon a su víctima de forma contundente en la cabeza y la quemaron viva.
“El acta de acusación ofrece detalles de un acto grave y estremecedor perpetrado contra un adolescente inocente con un trasfondo de racismo”, afirmó el fiscal general israelí, Yehuda Weinstein, en un comunicado. “Quiero expresar mi más profundo dolor por este acto cruel contrario a toda la moral humana básica”, añadió.
El Canal 10 de la televisión israelí, que tuvo acceso al auto, informó de que el adulto imputado reside en el asentamiento de Adam, en Cisjordania, uno de los menores vive en Jerusalén y el otro en Bet Shemesh.
El asesinato de Abu Khdeir, a quien el ministerio de Defensa israelí reconoció como “víctima del terrorismo”, provocó graves disturbios en Jerusalén y en Cisjordania y forma parte de los sucesos que desembocaron en la espiral de violencia entre Israel y Hamás.
