Letizia, una reina de raíz republicana

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Letizia será "la primera reina de clase media" en llegar al palacio de la Zarzuela, la reina que ha viajado en metro e hipotecado para pagar su piso de un barrio del extrarradio de Madrid.

La nueva reina de España, Letizia Ortíz, era ya un personaje popular antes de casarse con Felipe VI, al presentar el telediario de máxima audiencia desde 2003. Muchos telespectadores se sorprendieron cuando, un año después y casi sin previo aviso, una voz tan conocida hiciera callar al mismísimo príncipe ante decenas de cámaras de televisión. "¡Déjame terminar!", le espetó tajante a un cariacontecido Felipe que intentaba cortar una de sus respuestas durante el anuncio oficial de su compromiso. Una descortesía  que jamás se ha vuelto a repetir. La periodista enterró, desde ese día, su espontaneidad por el bien de la monarquía.

Y es que el perfil bajo del príncipe se reforzó en 2004 por su boda con una plebeya, nieta de taxista, criada en una familia de clase media republicana, que estudió en escuelas y universidades públicas y que para más inri llegaba divorciada al matrimonio real. Una familia tan republicana que su tía Henar no se ha cortado ni un pelo a la hora de proclamar sus preferencias entre monarquía o república desde que la noticia de la abdicación del rey se hizo pública, el 2 de junio. En su cuenta de Twitter, Henar, conocida por sus contundentes declaraciones contra su sobrina a quien siempre ha considerado “poco preparada para reinar”, se ha unido al clamor de muchos españoles que reclaman un referéndum sobre el futuro “modelo de Estado”.

La Princesa aprueba, pero es la peor calificada

Fría y distante para algunos, Letizia, que cumple 42 años en septiembre, es el miembro de la familia con menor popularidad, aunque un sondeo publicado recientemente mostraba una ligera mejoría. Para contrarrestar su descrédito, todos medios de comunicación han insistido estos días en que Letizia, será "la primera reina de clase media" en llegar a la Zarzuela, alguien que ha viajado en metro y que se hipotecado para pagar su piso de un barrio del extrarradio de Madrid.  Una realidad que le hace mantener todavía cierto espíritu crítico como el que le hizo resaltar en 2013, en la inauguración de un seminario sobre lengua, que: “No es lo mismo decir ayudas que rescate, recesión que crecimiento negativo y reestructuración en vez de recortes”.

Como reina heredará una corona en entredicho y un país cuya estoica reacción a la recesión y el desempleo ha sido tan modélica como dolorosa. José Apezarena, periodista especializado en la Familia Real y que acaba de publicar el libro Felipe y Letizia. La conquista del trono, asegura que Letizia afronta su nuevo papel como "un verdadero oficio y aplica criterios y esquemas de trabajo parecidos a los de su profesión anterior". Y destaca que el entorno de la futura reina la define como alguien "responsable" y "muy perfeccionista" desde su juventud.

Como esposa del príncipe, participa en las reuniones semanales de la Casa Real. Al no proceder de la nobleza y mantener el contacto con sus antiguas amistades, Letizia "aporta una sensibilidad distinta", señala el escritor. Con agenda propia desde 2007, se ha centrado en la defensa de los afectados por las enfermedades raras y el apoyo a la innovación, a la educación y a la nutrición.

A su lado, como apoyo, los 150 miembros de la Casa, pero, especialmente, José Manuel Zuleta, de 53 años, aristócrata y coronel de caballería, con el que ha logrado entenderse a la perfección. Zuleta, que trabaja en Zarzuela desde hace casi 30 años, sólo lamenta que el trabajo de la Princesa no sea más conocido y reconocido por la opinión pública. Y que siempre parezca más importante lo que lleva puesto que lo que hace. En el entorno inmediato de ella se reprocha que “su condición femenina parece que solo es relevante cuando se convierte en un valor comercial para los medios de comunicación que utilizan esa imagen” lo que pervierte la labor institucional que desarrolla. Su delgadez ha hecho correr ríos de tinta.

Con ella llegarán nuevos aires a una monarquía en donde —se avanza- las mujeres tendrán un papel más relevante, se rejuvenecerá al personal y prevalecerán más las costumbres de clase media que las aristocráticas (menos fiestas elitistas y bazares solidarios de la nobleza y más salidas al cine, conciertos de música o certámenes populares en vaqueros). A pesar de este toque de modernidad inyectado en palacio, en público Letizia sigue mostrándose tensa, temerosa de dar un paso en falso y "demasiado pendiente de lo que dicen de ella", opinan los especialistas en Casa Real.

Madrid, ciudad blindada

De momento, la puesta de largo de la nueva pareja real ha sido medida y controlada al milímetro. Mucho acto oficial en locales cerrados. Mucha foto en eventos rígidos. Mucha distancia, pese a la aparente cercanía y naturalidad. Y ningún contacto con el ciudadano de a pié en estas dos últimas semanas. Siempre escenarios institucionales para evitar la presencia de desafectos a la monarquía y gritos indeseados. La prueba de fuego es este jueves durante el corto recorrido en coche entre el Congreso de los Diputados y el Palacio Real en Madrid, una ciudad en alerta antiterrorista aunque no haya amenazas reales.

Se cerrará el espacio aéreo para evitar ataques con cohetes, aviones o drones; habrá francotiradores en los tejados; especialistas en ciberataques; vigilancia especial de redes y suministros de agua y energía; desactivadores de explosivos; perros policía olfatearán la zona; agentes recorrerán kilómetros de túneles para sellar alcantarillas… En el Ministerio del Interior han dado la orden de ‘tolerancia cero' en previsión de protestas. Dos mil antidisturbios, llegados de toda España, protegerán la zona, junto a otros 5.000 policías.

Los nuevos reyes recorrerán una ciudad blindada por las fuerzas del orden y en donde Ana Botella, la alcaldesa y esposa no votada del ex presidente José María Aznar, ha publicado un bando para que los vecinos engalanen las calles con banderas españolas –ya hay colgadas unas cuentas por el mundial de fútbol- y acudan a aplaudir el cortejo real. Paralelamente, se ha prohibido una marcha republicana convocada para el mismo día de la coronación.

*Pilar Casanova (Lleida, 1957), corresponsal en Moscú (1986-1992) y en Washington (1992-1996), enviada especial en muchos conflictos internacionales (Tien’an’men, Camboya, Nagorno-Karabaj…). En más de 30 años de experiencia fundó dos periódicos (Diario de Sevilla y El Observador), dirigió la edición de otros tres, fue asesora de los gabinete de comunicación de la Generalitat de Catalunya y de la Comunidad de Madrid. Es autora de un libro sobre las repúblicas bálticas y la URSS. Ahora, inicia una etapa más en Nóvosti y la Voz de Rusia.

 

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE ESTA AGENCIA

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