Ana Alba
El Papa Francisco ha intentado estrechar los lazos entre las diferentes comunidades cristianas y acercar a estas a los judíos y musulmanes; también se ha implicado en la lucha por la paz en Oriente Medio invitando a Peres y Abás al Vaticano.
VIAJE FUGAZ PERO INTENSO
La peregrinación del papa Francisco a Tierra Santa ha sido fugaz pero intensa. No ha dejado a casi nadie indiferente y aunque pretendía ser esencialmente religiosa, ha tenido una buena carga política. Entre el 24 y el 26 de mayo, el pontífice ha visitado Jordania, Palestina e Israel para recorrer los lugares santos cristianos, judíos y musulmanes, conseguir el acercamiento de las tres comunidades y estrechar los lazos entre cristianos católicos y ortodoxos.
El pontífice también ha subrayado la necesidad de que la paz llegue a Oriente Medio y se ha implicado para intentar desatascar el diálogo entre israelíes y palestinos, aunque su esfuerzo puede quedar en un mero gesto simbólico.
El principal objetivo del primer viaje internacional de Francisco -solo había salido de Roma para participar en la XXVIII edición de la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil, en julio de 2013- era conmemorar el encuentro en Jerusalén, hace 50 años, del papa Pablo VI con el patriarca de Constantinopla Atenágoras I. Esta fecha histórica se recordó ayer al reunirse con el actual patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, en la sede patriarcal de la Ciudad vieja de Jerusalén y el Santo Sepulcro.
"Nuestro encuentro fraterno de hoy es un nuevo y necesario paso en el camino hacia aquella unidad (de las iglesias católica y ortodoxa) a la que sólo el Espíritu Santo puede conducir, la de la comunión dentro de la legítima diversidad”, afirmaron.
UN INTENTO DE ACERCAR A TODOS
“La visita de Francisco ha sido histórica en el plano ecuménico, ha usado su carisma y sus gestos para acercar a todos", ha comentado a Nóvosti el padre Artemio Vitores, franciscano de la Custodia de Tierra Santa. Vitores ha indicado que Francisco llamó "Su Santidad" a Bartolomé, "casi igualando" su categoría a la del propio Papa.
"El proceso de unión ya lo inició Pablo VI pero él lo ha profundizado notablemente, afianzando la idea de que todos somos hermanos y amigos", ha subrayado Vitores, que este mediodía ha servido al Obispo de Roma la comida en un almuerzo improvisado y exigido por el Papa. Vitores ha destacado “la enorme humanidad” de Francisco y su comprensión de los problemas de los cristianos en Tierra Santa.
El Papa ha mostrado “una gran cercanía con los judíos” y "ha fortalecido el diálogo con ellos, como hermanos menores que dice que somos de ellos", opina Vitores. Esta actitud de acercamiento del Papa para dejar atrás las malas relaciones de la Iglesia Católica con los judíos ha sido valorada también por el rabino Uri Ayalón, subdirector del Consejo de Coordinación Interreligiosa en Israel, que ha asistido hoy al encuentro que Francisco ha mantenido con los dos principales rabinos de Israel.
“Creo que a partir de ahora se va a abrir camino y se va avanzar en las relaciones interreligiosas. Tras esta visita, se va a producir un cambio radical positivo en el aspecto interreligioso”, ha explicado Ayalón.
El Papa ha querido mostrar un acercamiento también a los musulmanes y se ha reunido con el gran Muftí de Jerusalén, Mohamad Ahmad Husein, en la Explanada de las Mezquitas, donde ha visitado la Cúpula de la Roca, desde donde la tradición dice que Mahoma ascendió al cielo.
El pontífice ha pedido a judíos, cristianos y musulmanes que “abran los corazones y la mente para entender al otro y que nadie utilice el nombre de Dios para justificar la violencia”. El Santo Padre ha rezado luego en el Muro de las Lamentaciones -el lugar más sagrado para los judíos- y ha depositado la oración del Padre Nuestro en castellano.
Su intención ecuménica en este viaje era conocida desde que anunció que lo acompañarían el dirigente de la comunidad musulmana argentina Omar Abboud y el rabino argentino Abraham Skorka, que trabajaron con él por el diálogo interreligioso cuando era Arzobispo de Buenos Aires.
INVITACIÓN AL VATICANO
La voluntad del Papa de acercar a las diversas comunidades y de hacer una aportación a la paz en Oriente Medio quedó clara ayer cuando invitó a los presidentes palestino e israelí, Mahmud Abbas y Shimon Peres, a "reunirse conmigo en una oración a Dios para que nos conceda el regalo de la paz . Ofrezco mi casa en el Vaticano como lugar para llevar a cabo esta oración (...) Construir la paz es difícil, pero vivir sin paz es un tormento". La cita en Roma será el 6 de junio.
La política tiñó más el viaje papal cuando al pontífice se le ocurrió detenerse delante del muro construido por Israel en Cisjordania a orar unos minutos. El gesto entusiasmó a los palestinos pero levantó ampollas a Netanyahu, que por la tarde le pidió a Francisco que hoy visitara el monumento a las víctimas del terrorismo que hay en el Monte Herzl. El Papa accedió y hoy ha orado en ese monumento tras depositar flores en la tumba de Theodor Herzl, el padre del sionismo. Este gesto no exento de polémica, no había salido nunca de ningún otro Papa.
Donde sí estuvieron sus antecesores es en el Yad Vashem (Museo del Holocausto), lugar en el que hoy el pontífice ha pedido a Dios que "nunca más" permita un horror como el del Holocausto, "una monstruosidad, un pecado del que los hombres deben avergonzarse".
Francisco se ha mostrado cercano a israelíes y palestinos, pero a pesar de que la comunidad cristiana oriunda de esta tierra es palestina, parece haber sintonizado más con los israelíes.
