El gas ruso se emancipa de sus clientes europeos

© RIA Novosti . Sergei Guneyev / Acceder al contenido multimediaGazprom y CNPC han firmado un histórico acuerdo para la exportación de gas natural
Gazprom y CNPC han firmado un histórico acuerdo para la exportación de gas natural - Sputnik Mundo
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El acuerdo de suministro firmado esta semana con China debilita la posición europea y coloca a Rusia en una posición privilegiada en los nuevos mercados asiáticos.

Primero se enfrió la política con Europa. Ahora, los negocios. El consorcio gasístico ruso Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) han firmado esta semana un histórico acuerdo para la exportación de gas natural a la potencia asiática por valor de 400.000 millones de dólares. Tanto Moscú como Pekín reducirán así su dependencia económica de Occidente.

Europa está ahora más preocupada por un posible corte en el suministro ruso si Kiev sigue incumpliendo su contrato del gas. La interrupción del flujo de gas ruso a Ucrania podría suponer un problema para el abastecimiento de la UE, que compra el 30% del gas que consume a Moscú. De esa cantidad la mayor parte llega a territorio comunitario a través de suelo ucraniano.

Rusia y China son vecinos desde siempre, pero Moscú llega un poco tarde a este acuerdo. Kazajistán, Uzbekistán y Turkmenistán, llevan varios años suministrando este hidrocarburo a la potencia asiática, que es el cliente más importante del mundo en cuanto a consumo de energía. Pero el camino no fue fácil. Ha hecho falta casi una década de negociaciones para que Gazprom y la CNPC firmen el acuerdo en una ceremonia en presencia de Putin y de su homólogo chino, Xi Jinping. Ambos apostaron en Shanghái, por una "asociación de cooperación energética”. La barrera del precio, que separaba a ambos gigantes, finalmente ha sido superada. Gazprom se negó a ofrecer su gas por menos de 350 dólares por cada mil metros cúbicos. Eso está justo en la parte más baja de la franja de 350-380 dólares que están pagando los europeos, gracias en algunos casos a la aplicación de descuentos.

Para Putin esto supone un triunfo político y económico en un momento en el que EEUU, y también Europa por inducción de éste, quisieran aislar a Rusia. Esta difícil coyuntura para los rusos suponía una baza a favor de Pekín en las negociaciones, que duraron hasta las cuatro de la mañana del pasado miércoles.  Pero al fin y al cabo el resultado es positivo: el gas ruso queda por fin ligado al mercado chino.

De paso, es una buena noticia para el medio ambiente. China no puede seguir generando el enorme problema de polución que sufren sus ciudades. El modelo energético gasístico ofrece una perspectiva ecológica un poco más favorable.

El éxito no significa que Rusia dé la espalda a Europa. Incluso en el mejor de los escenarios las compras del viejo continente seguirán pesando más. En todo caso, supone que Europa no puede ignorar al gigante euroasiático. Rusia sigue siendo un buen proveedor, y la UE es a pesar de la crisis un buen cliente. Lo mejor del acuerdo es que da la oportunidad a Gazprom (una empresa que  encarna la pujanza del país) de convertirse en un actor fundamental en la economía de Asia. La aportación rusa a estos mercados hasta la fecha ha sido sorprendentemente modesta.

Rusia está siempre condicionada por lo inmenso de su territorio. En el extremo oriental, cerca de Vladivostok, está planeando  construir una gran central para surtir de gas a la región. No resultaba fácil llevar hasta allí todo el gas necesario: la demanda supera lo que la técnica puede ofrecer. Pero la nueva tubería solucionará este problema, extendiendo las capacidades de Rusia hasta la mismísima costa este de China. Los mercados de Japón y Corea del Sur, dos buenos consumidores de gas, quedan ya muy cerca del largo brazo del gas ruso.

El acuerdo llega justo antes de que empiece, hoy jueves, una gran cita económica mundial en San Petersburgo. Allí han cancelado su participación más de diez presidentes de compañías norteamericanas en protesta por lo sucedido en Ucrania. Moscú ha vuelto a hablar como más le gusta: por la vía de los hechos. Y el mensaje es claramente que no se puede aislar a Rusia. Todo gracias a una nueva tubería que unirá las centrales de gas de Siberia con los puntos de distribución chinos que hay cerca de la costa. El suministro empieza en 2018 y China tendrá que construir el tramo que le corresponde.

Esta vez Rusia sí se ha anticipado a la jugada. El acuerdo llega en un año en el que Europa aguarda el momento de abrir nuevas fuentes de suministro, como el gas de esquisto que podría llegar de EEUU. Ese desafío al poderío energético ruso que ya ha tiene respuesta. Ahora falta ponerle precio.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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