Los activistas de Greenpeace detenidos en Rusia por “gamberrismo” recibieron una visita del presidente del Consejo de Derechos Humanos, Mijaíl Fedótov, y compartieron con él sus preocupaciones e impresiones sobre las prisiones preventivas donde se encuentran recluidos, escribe hoy el diario Novie izvestia.
Según Fedótov, los Greenpeace, que la semana pasada ingresaron a dos prisiones preventivas de San Petersburgo procedentes de Múrmansk, no se quejan de las condiciones de encarcelamiento, pero sí de las dificultades de adaptación en un nuevo “ambiente lingüístico”.
En particular, los ecologistas echan en falta libros y revistas en inglés en la biblioteca de sus respectivos centros y una pobre selección de canales televisivos.
Las mujeres además mencionaron que en Múrmansk las mantenían en celdas solitarias, mientras que en San Petersburgo comparten habitación con dos o tres reclusas.
Por otro lado, los hombres aseguraron que las condiciones en la cárcel de Múrmansk “eran mucho peores”.
Pero la mayor preocupación de los activistas, que comparte todo el grupo, es el sentimiento de la “injusticia que se está acometiendo con ellos en Rusia”.
Según el presidente del movimiento ruso “Por los derechos humanos”, Lev Ponomariov, la visita de Fedótov puede tener un efecto positivo sobre la situación de los Greenpeace. El activista cree que en víspera de los JJOO de Sochi, las autoridades querrán mostrarse más benevolentes y, probablemente, dejarán a los ecologistas en libertad tras imponerles un castigo administrativo, como, por ejemplo, una multa.
