Millones de ciudadanos rusos acudirán el próximo domingo, día 8 de septiembre, a las urnas para participar en las elecciones regionales y municipales. En esta campaña electoral el alcalde en funciones de Moscú, Serguéi Sobiánin, se enfrentará al activista opositor Alexéi Navalni.
Sobiánin, ex jefe de la administración del presidente Vladimir Putin, es sin duda alguna hombre de su equipo. Los pronósticos no oficiales coinciden en que revalidará el cargo por mayoría de votos emitidos. Al mismo tiempo, el apoyo que consiga su principal rival, Alexéi Navalni, servirá para comprobar hasta qué punto los moscovitas se oponen a la política del Kremlin, indican los expertos.
“Los votos que se emitan en contra de Sobiánin no tendrán nada que ver con las autoridades capitalinas ni con la figura del alcalde en funciones, serán una especie de protesta contra el poder federal”, opina Boris Makárenko, director del Centro de Ciencias Políticas. “El Gobierno recibe muchas señales de que parte importante de la población tiene sus objeciones respecto a cómo se gobierna el país”.
Las autoridades rusas se han esforzado por mantener a Navalni en la lista de pretendientes a la alcaldía. El objetivo, según los analistas, consistía en reforzar la legitimidad de estos comicios de importancia crucial, los primeros desde que en 2011 y 2012 decenas de miles de personas salieron a las calles de Moscú para protestar por los resultados de las elecciones parlamentarias y presidenciales, que según la oposición fueron manipuladas a favor del Kremlin.
“Las elecciones municipales han de poner fin a las protestas, dejando claro que el Kremlin puede ganar en Moscú, baluarte del movimiento de protesta, sin necesidad alguna de falsificar los datos”, subraya el analista Nikolai Petrov. Y más que ganar, derrotar a la oposición con resultado apabullante.
Las elecciones a gobernador se celebrarán, además de la región de Moscú, en otros siete entes federales, incluidas la República de Ingushetia y Daguestán, en el Cáucaso Norte. Las elecciones de los gobernadores fueron suprimidas en 2004, cuando tras una serie de atentados Vladimir Putin decidió endurecer el control tras la tragedia de Beslán, en la caucasiana Osetia del Norte, donde los terroristas tomaron colegio público con más de 1.000 rehenes, entre alumnos, padres y maestros. Desde entonces, las candidaturas de gobernadores propuestas por el presidente de Rusia y aprobadas por los parlamentos locales.
Las elecciones de los gobernadores fueron recuperadas en 2012. Sin embargo, Daguestán e Ingusetia han renunciado a la idea de las elecciones directas, prefiriendo el voto en el Parlamento local, dado que lo permite la ley que entró en vigor en pasado mes de abril.
La convocatoria de elecciones a alcalde de Moscú ha sido una sorpresa. Serguéi Sobiánin no había agotado todavía su mandato pero pese a que aún le quedaban dos años en ejercicio, en junio pasado anunció que se presentaría a elecciones.
“La gente dentro de dos o tres años posiblemente no querrá elecciones, pero ahora sí, y si dejaba todo igual me llegarían a considerar un cobarde””, explicó Sobiánin en agosto pasado.
La decisión del alcalde dejó a sus rivales casi sin tiempo para organizar sus campañas electorales. Los sondeos de centros públicos y privados no dudan en prometerle la mitad de los votos emitidos. Su único rival serio es Alexéi Navalni, cuya campaña electoral se ha desarrollado a estilo occidental. El hecho de que este bloguero opositor haya liderado el movimiento de protestas en Moscú le concede un aire de autenticidad, por lo cual las autoridades han hecho cuanto estaba a su alcance para que siguiera hasta el final.
Condenado el pasado julio a cinco años de cárcel por robo y fraude, Alexéi Navalni fue puesto en libertad un día después para que continuase con la campaña, no sin haber recurrido antes la sentencia del tribunal.
“El hecho de que a Navalni se le permitiera participar en las elecciones significa que el Kremlin está buscando cómo reforzar la legitimidad del resultado”, dijo a RIA Novosti Alexandr Morózov, director del Centro de Estudios de los Medios de Comunicación. “Si el día de las elecciones se evita el fraude y los conflictos con los observadores, se podrá decir que se ha dado un gran paso adelante”, aseveró.
Al mismo tiempo, esta campaña electoral ofrece la oportunidad de restarle puntos al movimiento de protesta, demostrando que la oposición se ve incapaz de ganar, incluso en unas elecciones imparciales, aseguran analistas en temas políticos.
El propio Vladimir Putin admitió en verano de 2012 que la suavización de las exigencias para los candidatos ha sido introducida para que representantes de los grupos políticos de segundo orden “se den cuenta de que la gente no los respalda”.
Hasta las protestas de 2011 y 2012 Alexéi Navalni no era más que un bloguero, dedicado a denunciar presuntos casos de corrupción. No obstante, después de haber organizado marchas de descontentos con los resultados de las elecciones, su popularidad se disparó.
Vladimir Putin habló de la campaña electoral de Navalni en la entrevista transmitida por las cadenas televisivas ayer miércoles, pero sólo lo hizo para poner en duda su competencia en el asunto. “El hecho de que se dedique a explotar el provechoso tema de la lucha contra la corrupción no significa que sepa manejar una ciudad de doce millones de habitantes”, señaló.
Tras estas elecciones Alexéi Navalni podría volver a la cárcel y su condena ya le impediría volver a postular a cargos públicos.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
