La policía podrá sustituir a los cascos azules en Transnistria solo después de la normalización del conflicto, declaró el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov tras reunirse con su homónima moldava, Natalia Gherman.
“Rusia está interesada en una rápida normalización ya que permitirá solucionar el problema del traslado de las municiones que quedan ahí en gran cantidad. La normalización eliminará todos los obstáculos para retirarlas. Después de esto podremos determinar el nuevo contexto de la presencia internacional en Transnistria”, anunció Lavrov.
El ministro ruso subrayó que la solución del problema, sin embargo, está en manos de las partes del conflicto que deben renunciar a acciones unilaterales que impiden la normalización.
“Partimos del hecho que tanto Chisinau como Tiraspol deben evitar acciones unilaterales que crean una reacción en cadena y aumentan las tensiones dificultando la transición hacia una normalización política”, estimó Lavrov.
Lavrov añadió que deben tomarse todas las medidas necesarias para permitir a los habitantes de la región del río Dniéster vivir y comunicarse entre ellos. Según él, este proceso se debe desarrollar en formato 5+2, con Rusia y Ucrania como mediadores.
Por su parte, la ministra moldava anunció que Chisinau se pronuncia en favor de que la discusión del estatus político de Transnistria comience lo antes posible.
“Nos parece que cuanto antes comencemos a negociar en formato 5+2 los aspectos políticos de la normalización, antes llegaremos a un modelo viable del proceso que permitirá resolver todas las cuestiones para el bien de todos los habitantes de las dos orillas del Dniéstr”, recalcó Gherman que anunció que durante la reunión se discutieron los momentos técnicos de la actividad de los cascos azules rusos en Transnistria.
Transnistria, donde rusos y ucranianos constituyen un 60% de la población, luchó por separarse de Moldavia ya antes del desmoronamiento de la Unión Soviética, temiendo que la propagación de ánimos nacionalistas empujara a los moldavos a unirse a Rumania.
Chisinau perdió el control sobre los territorios en la orilla izquierda del Dniéster en 1992, tras un intento frustrado de resolver el problema por la fuerza. En la región fue introducido un contingente de fuerzas de paz.
Transnistria, con capital en Tiraspol, no ha obtenido hasta la fecha reconocimiento internacional, pero hace todo por conseguirlo. Moldavia insiste en mantener su integridad y ofrece autonomía a Transnistria.
