Cinco obstáculos para la paz en Siria

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Diez meses después de que la Cruz Roja Internacional reconoció el baño de sangre en Siria como una guerra civil, Moscú y Washington empezaron a colaborar por fin para ponerle cese, al menos, en términos de diplomacia pública.

Diez meses después de que la Cruz Roja Internacional reconoció el baño de sangre en Siria como una guerra civil, Moscú y Washington empezaron a colaborar por fin para ponerle cese, al menos, en términos de diplomacia pública. EEUU y Rusia planean celebrar una conferencia, previsiblemente, en junio próximo, para que el régimen de Damasco y la oposición se pongan a negociar, formen un Gobierno de transición y encaminen el conflicto hacia una solución política.

De hecho, varios actores internacionales y ambas partes en conflicto aprobaron un plan parecido en una conferencia que tuvo lugar en Ginebra el pasado año pero algunas semanas más tarde la iniciativa murió en combates, porque nadie respetó los acuerdos. ¿Va a funcionar esta vez? Los principales expertos rusos en asuntos del Medio Oriente explicaron a RIA Novosti cuáles son cinco obstáculos para la paz en Siria.

El régimen teme una purga

La paz en Siria implicaría la retirada de una parte del actual estamento. No solo del presidente Bashar Asad, quien hasta ahora ha rechazado en redondo su dimisión, sino también de los jefes del Ejército y demás cuerpos de seguridad, señaló Vladímir Ajmédov, colaborador del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Rusia.

Estos funcionarios deberían renunciar, y los rebeldes, comprometerse a garantizar la seguridad de personas a las que amenazaron con ejecutar en reiteradas ocasiones.

Los muyahidines rechazan formulas de compromiso

Además de sectores moderados que apoyan a la oposición, Siria está llena de islamistas armados, muchos de los cuales son yihadistas profesionales venidos del extranjero.

Algunos grupos islamistas, como el potente Frente de Liberación de Siria, son capaces de dialogar pero los partidarios de la línea dura, como Frente al Nusra vinculado con Al Qaeda o Frente Islámico de Siria, exigen la muerte de Bashar Asad y la introducción de la saría (ley islámica). Es poco probable que ellos acepten una solución de compromiso.

Boris Dolgov, del Instituto de Estudios Orientales, considera que la única manera de quitar el terreno a los extremistas sería intentar una alianza entre el Gobierno y opositores moderados, algo improbable habida cuenta de la profunda enemistad entre ambos bandos.

La oposición moderada es débil y desunida

El conflicto de Siria comenzó en marzo de 2011 como una reivindicación pacífica de reformas democráticas, y los moderados todavía predominan en el ala política de la oposición, en primer lugar, en la vasta Coalición Nacional Siria (CNFROS) que una veintena de países occidentales y árabes, incluidos EEUU,  Francia, Alemania, Catar y Arabia Saudí, reconocen como representante legítimo de los sirios.

Brutalmente reprimidas por el Gobierno, las protestas derivaron sin embargo en una guerra civil, a resultas de lo cual los liberales perdieron gran parte de su influencia y, gradualmente, fueron marginados por radicales que portan fusiles Kalashnikov.

Para que la negociación sea un éxito, los liberales necesitan recuperar el foco de atención, una tarea complicada a falta de acuerdo entre diversos grupos opositores que disputan el liderazgo dentro de la CNFROS.

Irán y Hezbollah necesitan a Asad

Damasco es el principal aliado de Irán en el Medio Oriente y la ruta de suministros para su otro aliado, la milicia chií Hezbollah en Líbano, también pasa por el territorio de Siria. Lo cual significa que Irán, sus socios y enemigos geopolíticos tienen intereses propios en este conflicto:

•    Combatientes de Hezbollah están luchando del lado de Asad, e Irán supuestamente ha desplegado en Siria a algunos miembros de su Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica. Algunos medios de comunicación estiman que unos 120.000 voluntarios en Irán están a la espera de una orden para sumarse a la lucha con tal de prevenir el derrocamiento de Asad.

•    La Liga Árabe, cuyos 22 miembros son en su mayoría países suníes que se oponen tradicionalmente a un Irán chií, proporciona supuestamente armas a la oposición siria, ante todo, a los yihadistas. Estas naciones, aunque se dejen disuadir de una interferencia a mayor escala, no avalarán un plan encaminado a marginar a los radicales islamistas en favor de los liberales, muchos de los cuales son partidarios del laicismo, opina Ajmédov.

•    Otro enemigo de Irán es EEUU que, junto con la UE, ha estado proporcionando a los insurgentes toda clase de materiales a excepción de armas de fuego: medicinas, equipos de comunicaciones, vehículos blindados. Pasar al suministro directo de armas a los enemigos de Asad es el “Plan B” que Occidente se reserva, por si las futuras negociaciones fracasan, según Ajmédov.  Pero ello difícilmente conducirá a un diálogo de paz.

¿Cómo enfriar las pasiones?

Un analista calificó de “medievales” la intensidad y el carácter de la violencia en Siria. La mayoría de las atrocidades, aparentemente, son obra de yihadistas extranjeros, una pequeña parte de las tropas gubernamentales y criminales que escaparon a las cárceles en medio de la confusión de la guerra, según expertos.

Pero aquel rebelde que daba mordiscos al corazón y al hígado de un combatiente enemigo en un vídeo grabado en abril es un sirio étnico, un hombre ordinario al que, al parecer, volvieron loco los abusos que sus familiares y amigos sufrieron de las manos de las tropas gubernamentales.

“El país está envenenado por violencia”, dijo Irina Zviáguelskaia, del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú.

Todas las guerras civiles, por feroces que fueran, llegaron a su término como, por ejemplo, en Ruanda, los Balcanes o el Cáucaso. Ahora bien, fue necesaria una intervención desde fuera, en ocasiones, mediante el envío de una fuerza de paz, para cesar o, cuando menos, congelar tales conflictos. En el caso de Siria, ninguno de los eventuales mediadores, incluidos Moscú y Washington, ha manifestado hasta ahora la disposición a mandar tropas. Para que las pasiones se calmen por sí solas se requieren, probablemente, décadas.

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