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Comienza el mayor proceso a neonazis en Alemania

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La única superviviente del grupo Clandestinidad Nacional-Socialista (NSU), Beate Zschaepe, acusada de asesinar por motivos racistas a varios inmigrantes, compareció hoy ante la Audiencia Territorial de Múnich junto con cuatro supuestos cómplices.

La única superviviente del grupo Clandestinidad Nacional-Socialista (NSU), Beate Zschaepe, acusada de asesinar por motivos racistas a varios inmigrantes, compareció hoy ante la Audiencia Territorial de Múnich junto con cuatro supuestos cómplices.

El calendario del tribunal establece para el caso 85 audiencias, hasta principios de 2014, pero los juristas afirman que el proceso, considerado ya el mayor juicio a neonazis desde la Segunda Guerra Mundial, durará más de un año.

“Generalmente en el día de apertura de un proceso el presidente del tribunal comprueba la presencia de los participantes y lee la acusación. No puedo dar detalles más concretos: todo varía según el caso y los pormenores se conocerán solo durante la audiencia”, afirmó una representante del tribunal en una conversación telefónica con RIA Novosti.

El grupo neonazi, creado en 1998, tenía tres miembros: la propia Beate Zschaepe, Uwe Mundlos y Uwe Boehnhardt. Los dos últimos se suicidaron en noviembre de 2011 cuando la policía empezó a seguir su pista.

Los terroristas que aspiraban a “liberar Alemania de los extranjeros”, asesinaron a nueve inmigrantes, ocho turcos y un griego, una agente policial y cometieron dos atentados con bomba y 14 atracos a bancos para financiar su célula. Durante más de 10 años actuaron en la total impunidad ya que la policía atribuía los asesinatos a mafias extranjeras.

Beate Zschaepe, de 38 años, que no participó directamente en los crímenes, sin embargo, será juzgada por ellos ya que, según la fiscalía, sin ella no hubieran sido posibles.

Zschaepe se encargaba de la organización de los crímenes, alquilaba coches, suministraba documentos falsos a otros miembros del grupo y, al menos una vez, les abasteció armas. Ahora encara cadena perpetua sin posibilidad de liberación anticipada.

Sus cuatro supuestos cómplices, también sentados en el banquillo de los acusados, se enfrentan a cargos por prestar asistencia a los asesinos. Sus nombres no se divulgan. Tan solo se conoce la identidad de Ralf Wohlleben, de 38 años, un exfuncionario del ultraderechista partido Nacional-Democrático.

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