La única solución para la eurozona es la desintegración

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"No hace falta salvar la eurozona, hay que dejar que se desintegre", declaró en septiembre del año pasado el cofundador y director general del banco danés Saxo Bank, Lars Seier Christensen.

"No hace falta salvar la eurozona, hay que dejar que se desintegre", declaró en septiembre del año pasado el cofundador y director general del banco danés Saxo Bank, Lars Seier Christensen.

Parece que lo ocurrido en esta pequeña isla del Mediterráneo es otra prueba convincente de tal planteamiento.

"Los funcionarios europeos simplemente tienen miedo de encarar el problema, que es la existencia de una única moneda para muchas economías muy diferentes. Entre ellas, está Grecia, que necesita una moneda débil para una economía incapaz de competir; y está Alemania, cuya moneda debería ser más fuerte que el euro. La única solución es que haya más monedas".

Es verdad que unos de los defectos más importantes del proyecto de la Eurozona consiste en que se creó sin tomar en cuenta las particularidades de las economías europeas. Aunque también se podría replicar a Christensen que el estado actual de la economía griega viene determinado por el lugar que ocupa dentro de la zona del euro.

Es notable que antes de que se desencadenara la crisis financiera en Chipre a nadie se le ocurría clasificar a este país como problemático. Sin embargo, ahora la isla es objeto de una avalancha de críticas que declaran "insostenible" su modelo de negocio.

Ante estas acusaciones el ganador del premio Nobel de Economía del 2010, el economista chipriota Christopher Pissarides, rechaza la idea de que Chipre haya tenido una "economía casino" y recuerda que después de la invasión de Turquía en 1971, Chipre perdió la mayor parte de su base agrícola e industrial y que entonces se decidió hacer de los servicios para negocios y el turismo el principal sector exportador, para atraer negocios de Oriente Medio, de la UE y de Rusia mediante acuerdos sobre la doble tributación fiscal, las políticas de inmigración relajadas y los bajos impuestos para las empresas. Pissarides subraya que el modelo de negocio existente en Chipre es el mejor para un país que nunca ha apostado por el desarrollo industrial.

De la misma manera quedaron desatendidas las particularidades del desarrollo económico de Hungría, Eslovaquia, los Balcanes y los países bálticos a la hora de imponerles un modelo único, una política de Bruselas que dio lugar a divisiones entre países ricos y pobres, responsables e irresponsables de la UE.

Muchos hablan hoy de que el rescate europeo significa para Chipre el inicio de una dependencia de la ayuda financiera de la UE. Y realmente es así porque el plan de la Troika parte del supuesto de que el sistema bancario chipriota, el sector que representaba el 70% del PIB nacional, debe contraerse un 50% o un 60% en los próximos cinco años. Los ingresos por turismo, lo único que le queda a Chipre, no bastarán para tapar semejante agujero en el presupuesto.

Los economistas europeos, mientras, no paran de elaborar nuevas recetas que no hacen más que agravar la enfermedad. Lars Christensen compara su actitud con la de los chiquillos que se entretienen jugando y aplazan una y otra vez  la solución de los problemas. Así, para deshacerse de los peligros chipriotas Bruselas y Berlín obligan a Nicosia a apretarse el cinturón.

Lo “gracioso” de la situación está en que la “insostenibilidad” actual del modelo económico de Chipre es, en cierto sentido, obra de sus socios europeos. Pissarides subraya que la Troika no dejó pasar la oportunidad y liquidó los dos grandes bancos de Chipre, el Laiki Bank y el Bank of Cyprus, que habían invertido mucho dinero en los bonos soberanos de Grecia y necesitaban capital para seguir operando, y afirma que “es ahí donde el proceso de toma de decisiones de la Troika se vuelve desconcertante y la visión de los ‘padres fundadores’ de la moneda única se convierte en una burla”.

Es que no hay fundamento ninguno para calificar de “ineficiente” la economía de la isla, entre otras cosas porque antes de la crisis la renta per cápita en Chipre era una de las más altas de Europa meridional (15.300 dólares anuales). Los índices de movilidad estudiantil universitaria en Chipre también son de los más altos en Europa. Los jóvenes chipriotas estudian en las mejores universidades europeas y ahora muchos de ellos no quieren volver a su país, mientras que los que pierden su empleo planean abandonar su tierra.

"La burocracia europea se esfuerza en arreglar la situación pero nada cambia. Y si cambia es para peor", escribe Christensen. Y es verdad que las decisiones a nivel europeo agravan aún más la crisis que atraviesa Europa. Los economistas calculan que las medidas que prevén reducir la capacidad adquisitiva de los europeos en un euro causan pérdidas al PIB que superan esta suma. El diario británico The Guardian señala que estas medidas serían eficaces si aumentase el número de socios comerciales, si los bajos tipos de interés garantizaran el crecimiento económico, si los países de la UE dispusieran de más tiempo para recuperar su capacidad financiera, sobre todo en el ámbito social. Y si los analistas, en lugar de tomar como referencia las cifras del déficit financiero, operaran con los indicadores de los déficit estructurales del sector real de las economías europeas.

Ahora mismo en Chipre, al igual que en la mayoría de los países mediterráneos, que ya perdieron toda la confianza de las élites financieras del mundo, no existe un político más impopular que la canciller alemana Angela Merkel. "Estoy encantada de que se encontrara una solución y de que hayamos sido capaces de evitar la insolvencia de Chipre", dijo Merkel durante una visita a Baviera. Pero la insolvencia es precisamente una perspectiva a largo plazo para Nicosia. La canciller de Alemania se mostró también contenta con el reparto de la carga en Chipre. "Los bancos deben asumir su responsabilidad. Esto significa lo que nosotros siempre hemos dicho: que no queremos que los contribuyentes sean los que deban salvar los bancos, sino que los bancos se deben salvar a ellos mismos. Ese será el caso de Chipre", indicó.

¿Pero acaso no es el dinero de los contribuyentes el que se inyecta en la banca en toda Europa para salvarla? ¿No son los contribuyentes los que pierden privilegios sociales y apoyo estatal? La Oficina Europea de Estadística (Eurostat) informó hace poco que el desempleo en la zona euro alcanzó el 12% en febrero, el máximo nivel desde la puesta en circulación de la moneda única en 1999. Al mismo tiempo la tasa de desempleo en Estados Unidos descendió en febrero al 7,7 %, su nivel más bajo desde diciembre de 2008.

Mark Cliffe, economista jefe del Grupo ING, cree que Europa "está atrapada en un círculo vicioso y está llevando a cabo una política que evidentemente está condenada al fracaso". Muchos expertos hablan hoy de que la zona euro debe limitarse a los países más desarrollados de la UE: Bélgica, Francia, Países Bajos, Luxemburgo, Alemania y Austria.

Esta opinión refleja la realidad. Porque si alguien pensaba que se puede nivelar la diversidad y la originalidad de los países de Europa imponiendo una moneda universal, ahora se está dando cuenta de que no es así. Sólo los estados de economías semejantes formarían una eurozona homogénea. En caso contrario el euro está condenado a convertiste en una moneda débil respaldada sólo por el potencial económico de Alemania y sus ambiciones políticas.

En cuanto a Rusia, debería pensar en su estrategia para el futuro porque la crisis en Europa afectará a su economía. Lo ocurrido en Chipre también es una "tarjeta amarilla" para el capital privado ruso. Por más sumergido que estuviese este dinero 'evacuado' a un paraíso fiscal, al fin y al cabo fue "robado a los rusos". Por lo tanto pertenece a los rusos y no debería ser empleado para mejorar el "historial crediticio" de la Unión Europea.

En este sentido, una solución podría ser la creación en Rusia de un banco autorizado que reciba los capitales huidos bajo la condición de una amnistía fiscal. Esta medida sería acorde a los intereses tanto de los empresarios rusos como del Gobierno ya que en el caso contrario ambas parte sólo pueden perder. Los expertos rusos están convencidos de que la crisis en Chipre debe ser analizada detenidamente con el objetivo de tomar medidas urgentes para poner fin al voluntarismo de Bruselas y Berlín.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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