El sueño americano es adoptar niños en Rusia o China

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Creo que estoy empezando a entender por qué familias de Estados Unidos quieren adoptar niños rusos…

Creo que estoy empezando a entender por qué familias de Estados Unidos quieren adoptar niños rusos…

“Gracias por haber entrado en esta página. Somos una familia simple, sincera y cariñosa. Tenemos un buen trabajo, nos gusta viajar. Creemos en nuestro señor Jesucristo y ayudamos a los pobres”, fue lo que leí debajo de la foto de una de las parejas que había elegido al azar en el banco de datos de una agencia de adopciones.

En las imágenes aparece una pareja de enamorados: llevan juntos doce años, son un ingeniero y una abogada. Parecen encantadores, lucen unas sonrisas espectaculares. Lo tienen todo, éxito profesional, buenos sueldos, una casa grande, numerosos amigos y familiares. Disfrutan viajando y lo confirman las fotos sacadas junto a la Torre Eiffel y las cataratas del Niágara. Él toca la guitarra y la percusión, le encantan los Rustic Overtones, ‘Peter Pan’ de Disney y ‘Buscando a Nemo’, es hincha de New York Giants. Lee a Stephen King, entre todos los animales prefiere a los elefantes y es aficionado a la pesca.

Kate desde la infancia está hechizada por la muñeca Barbie y su casa. Su dibujo favorito es ‘Cenicienta’. Le gusta el rock cristiano, la bicicleta y el senderismo. Es muy buena cocinera. Sus mejores recuerdos están relacionados con la época de la Navidad y todos los años colorea las figuras de Papá Noel, ciervos y estrellas de belén.

“Quiero compartir con este niño todo lo que sé y tengo. Quiero simplemente estrecharlo contra mi pecho”, explica en el vídeo adjuntado su sueño, surgido seguramente en los momentos de juegos con la casa de las muñecas. Los tres minutos de grabación dan para apreciar la decoración de la casa, conocer a los familiares más cercanos y oír a una encantadora sobrina adolescente decir que “están preparados para convertirse en padres”. Pero no es todo. Kate asegura que en cuanto en su familia aparezca un niño, dejará el trabajo, para convertirse en ama de casa.

“Si nos eligen como padres de su bebé, cumplirán el sueño de toda nuestra vida. Nos dedicaremos en cuerpo y alma a cumplir los deseos de su pequeño”, anuncian Kevin y Kate a las mujeres que tienen pensado dejar a sus bebés en adopción. Juran que nunca se harán pasar por los padres biológicos del niño, le enseñarán a querer a su familia biológica y no impedirán que estén en contacto. “”Nuestro hijo gozará del privilegio de tener dos familias”, escriben, dejándose llevar por la ilusión.

El proceso de la adopción en su versión estadounidense recuerda bastante un programa televisivo de busca de pareja con fines matrimoniales. Sólo que hay centenares de pretendientes, Kevin y Kate, Brad y Kim, Jeremy y Rebeca, Adam y Cameron y un largo etcétera.

Consciente de que la elección va a ser difícil, la agencia ofrece a las madres dispuestas a dejar a sus bebés en adopción las siguientes recomendaciones: “Cierre los ojos e imagínese los momentos que a usted le gustaría haber vivido en su infancia… ¿Qué le gustaría que su hijo viera por la ventana al despertar: rascacielos, chalets o casas de granjeros? ¿O una playa? ¿Quiere que tenga hermanos o mascotas? ¿Desea que vaya al colegio, gestione el negocio familiar o ayude en la granja? Sus deseos se harán realidad, si elige correctamente a la familia adoptante”, se asegura en las instrucciones.

Los candidatos a adoptantes, ansiosos de convertirse en padres, cuelgan de buena voluntad en Internet las vistas que se abren desde sus ventanas y las imágenes de los animales que viven en casa, buscando elevar sus posibilidades en la lucha por la adopción de un niño nacido en EEUU.

La agencia recomienda no escatimar fondos, porque aquellas parejas que han invertido menos de 2.000 dólares en la creación de una imagen positiva llevan más de cinco años esperando, mientras que con unos 10.000 el tiempo de espera se reduciría a un poco de un año.

Los datos de la madre

Las mujeres dispuestas a renunciar a los bebés aparecen sin nombres ni fotografías. Sus cuestionarios suelen ser casi idénticos. Algo así:
Número individual 79167-A. Raza de la madre biológica: blanca. Raza del padre biológico: blanco. Sexo del bebé: niña. Fecha de nacimiento: 21 de febrero de 2013. Datos sobre el estado de salud de la madre: hepatitis C. Consume de forma constante: cocaína, metadona, un preparado contra la epilepsia, otro contra la depresión, un somnífero, de forma periódica, marihuana. Datos sobre el estado de salud del padre: no constan.

La mujer que se esconde tras el número 79167-A busca para su hija "una familia cariñosa”. Ella por su parte, dadas sus experiencias vitales, se propone convertirse en monitora profesional y ayudar a otra gente a combatir la drogodependencia.

Los requisitos formulados son también muy estándar. Todas quieren que los adoptantes “estén dispuestos a tener una postura moderna acerca de la adopción abierta”, no sean propensos “a juzgar a quienes son diferentes a ellos” y dispongan de recursos económicos.

El modelo de adopción más común en Estados Unidos es la llamada "adopción abierta": el niño es adoptado pero no pierde el contacto con su madre biológica.

Comprar y vender niños está prohibido por la ley, pero los gastos de la adopción oscilan entre los 30.000 y los 50.000 dólares. No se suele comentar cuánto ha costado conseguir el consentimiento de la madre. Oficialmente, se le cubren los gastos en atención médica y el alojamiento. Y se supone que siempre será bienvenida en su casa, porque de lo contrario puede aprovechar su derecho de reclamar al niño.

Al fin del mundo a por niños

Las muertes de varios niños rusos adoptados que se produjeron en Estados Unidos hicieron a algunos suponer que existe una conspiración contra los huérfanos rusos. Sin embargo, parece muy lógico que las parejas que no tienen hijos estén dispuestos a viajar hasta el fin del mundo -en concreto a Rusia, Guatemala, Haití o Vietnam- con tal de no ver nunca a sus padres biológicos.

Entre los países de origen de menores adoptados a EEUU lidera China. Se considera que los requisitos formulados por los organismos competentes son bastante laxos. Y eso que los chinos, además de un nivel de ingresos superior a los 80.000 dólares al año, han fijado un límite de edad y de correlación peso/talla. EEUU intentó apelar esta decisión, pero fracasó por completo.

Es ingenuo suponer que se adopta por cuestiones de dinero: en cada caso concreto es analizado el nivel de vida de los adoptantes. Durante el primer año reciben algunos beneficios tributarios. Existen pagas para mantenimiento de menores, sobre todo en los minusválidos, pero no superan los 600 dólares mensuales, lo que no es gran cosa. En Alaska se paga algo más de 1.000 dólares, pero sólo por la adopción de niños pertenecientes a minorías étnicas.

Verdad es que algunos de los adoptantes se comportan como unos monstruos. Sin embargo, Estados Unidos se siente orgulloso porque allí crecieron en familias adoptivas Ingrid Bergman y Richard Burton, Marilyn Monroe y Gerald Ford, Eleanor Roosvelt y Bill Clinton, Steve Jobs y Jessica Lange, Tatiana McFadden y muchos otros.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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