Georgia espera recuperar la soberanía sobre Osetia del Sur y Abjasia

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El primer ministro de Georgia, Bidzina Ivanishvili, ofreció el pasado 5 de febrero una amplia rueda de prensa con motivo de la celebración de los 100 días desde su nombramiento para el cargo.

El primer ministro de Georgia, Bidzina Ivanishvili, ofreció el pasado 5 de febrero una amplia rueda de prensa con motivo de la celebración de los 100 días desde su nombramiento para el cargo.

Tras calificar  como logro principal que “ha llegado a su fin la época de las mentiras creada por el presidente del país Mijail Saakashvili y sus partidarios”, Ivanishvili pidió aceptar la realidad y soportar a Saakashvili hasta el otoño próximo.

No se ha logrado iniciar el proceso de incapacitación presidencial, según preveían inicialmente los partidarios de Ivanishvili, y Mijail Saakashvili ocupará el sillón presidencial hasta el próximo mes de octubre.

Ivanishvili pidió también un poco de paciencia a los ciudadanos respecto a la ‘devolución' de los territorios por Rusia que anteriormente pertenecían a Georgia. El primer ministro dijo que entendía perfectamente que este proceso “llevaría tiempo”. 

Además, Ivanishvili advirtió a los ciudadanos de Georgia de que no depositen grandes esperanzas en la reanudación de los suministros de vinos georgianos al mercado ruso, porque “esto tampoco será fácil”.

Por otro lado, Ivanishvili volvió a confirmar que iba a continuar orientándose al espacio euroatlántico en la política exterior.

Al fin y al cabo, por primera vez en la novísima historia de Georgia, el Gobierno y su jefe decidieron no asistir al discurso del presidente del país, Mijail Saakashvili, ante el Parlamento, programado para el 8 de febrero. “¿Va a decir algo nuevo?”, preguntó Ivanishvili a los periodistas.


Ivanishvili no se enfoca al electorado

El primer ministro georgiano anunció los resultados conseguidos durante los primeros 100 días pasados desde su nombramiento para este cargo. “Logramos reducir un 21% las tarifas de energía eléctrica; y un 10%, los precios de combustible. Las tarifas de gas se reducirán un 10% desde febrero y planeamos reducirlas aún más. Además, logramos reducir considerablemente, del 30% al 50%, los precios de fármacos”, según dijo el primer ministro citado por un corresponsal de Trend.az.

Mientras, según los expertos georgianos, la reducción de un 10% de los precios de la gasolina es un poco exagerada. El precio de gasolina bajó desde 2,05 de lari (aproximadamente un euro) en varios céntimos y sólo en las gasolineras de la mayor petrolera privada de Rusia, Lukoil. Según los expertos, esta reducción se debe al hecho de que Lukoil ha ganado el concurso de adjudicación de contrato de suministro de gasolina por pedidos del Gobierno.

Mientras, nadie ha notado la bajada de los precios de medicamentos. Y los precios de la energía eléctrica se redujeron sólo para los que gastan menos de 300 kilovatios al mes, pero no hay muchas personas así, porque los equipos de calentamiento que usan en invierno los georgianos suelen ser eléctricos.

La reducción de las tarifas del gas en un 10% en comparación con las promesas electorales de bajar el precio de este hidrocarburo al menos a la mitad es una concesión hecha a los electores.

Pero parece que no es necesario hacer tales concesiones y las autoridades lo entienden perfectamente. Al dar promesas, Ivanishvili no arriesgaba nada y no lo arriesga ahora.

Georgia necesita a un mago

Ivanishvili puede seguir sin cambiar su imagen enigmática que tenía cuando apareció inesperadamente en la arena política de Georgia.

En su informe Bidzina Ivanishvili declaró, entre otras cosas, que suspendía el trámite legal de la renuncia a la ciudadanía francesa. La legislación georgiana prohíbe al primer ministro del país tener la doble ciudadanía, por eso Ivanishvili inició los respectivos trámites para ocupar este cargo.

Ahora Ivanishvili declaró que no iba a consentir los caprichos de las autoridades anteriores. Del mismo modo, Ivanishvili declaró en la antesala de las elecciones parlamentarias que permanecería en la política dos años, después de los cuales abandonaría su puesto. Pero al ganar las elecciones y ocupar el cargo del primer ministro cambió de opinión, lo que hizo sonreír incluso a sus partidarios.

Hay muchos motivos serios para acusar a Saakashvili, pero no se le puede reprochar de la carencia de una postura clara y de falta del deseo de defenderla. Es evidente que el mandatario georgiano perseguía el objetivo de quedar inscrito en la historia. Las personas que no son vanidosas prefieren estar aparte de los juegos políticos.

Se pudo odiarle, lo que hacía una mitad de los georgianos, pero las iniciativas del presidente le hicieron ser admirado inicialmente hasta por esta parte de la población. Poca gente le consideraba culpable de orientarse al modelo vertical del poder, sentir desprecio hacia la democracia parlamentaria y estar convencido en que se puede y se debe realizar las reformas pasando por alto las opiniones de estos diputados.

La mayoría estaba cansada, acostumbrada a un confort patriarcal y descontenta de que alguien tratase de poner fin a este confort.

Ivanishvili no se parecía a un político, esto no correspondía al estilo de su victoria. Los políticos georgianos no podían hacer nada con Saakashvili, mientras que Ivanishvili llegó como un mago. Y aquel que puede hacer realidad un milagro no debería meterse en política.

Un político nunca daría la promesa de abandonar su cargo dentro de dos años y pensaría muchas veces antes de renunciar en público a ello. Pero Ivanishvili puede hacerlo todo.


Grandes maniobras

Ivanishvili está por encima de la política y esto es el mejor nicho para los que entienden de eso.

Su intento de restablecer el tramo de la vía férrea entre Rusia y Georgia que debía pasar a través de Abjasia hasta Armenia pudo causar risa. Pero para Ivanishvili esto fue sólo un signo de reconciliación. No se ve obligado a saber que el proceso de construcción de una vía férrea no sólo prevé la colocación de traviesas y carriles sino que forma parte de la infraestructura estratégica de toda la región del Cáucaso.

Si Armenia sueña con construir tal vía férrea, Azerbaiyán que tradicionalmente fue el principal aliado de Tbilisi en esta región, se pronuncia en contra de esto.

Pero Ivanishvili no debe observar las reglas del decoro diplomático. En la antesala de su visita a Armenia, el primer ministro georgiano destaca la importancia de la integridad territorial de Azerbaiyán. Al confirmar que sigue fiel al rumbo euroatlántico en la política exterior durante su visita a Ereván, Ivanishvili siente envidia por el desarrollo de estrechas relaciones entre Rusia y Armenia involucrada en la Unión Aduanera.

Los partidarios de Ivanishvili califican su conducta de ‘maniobras’. Pero el propio primer ministro lo pasa por alto. Sus partidarios no tienen otro remedio que apoyarle. Hay sólo dos opciones: él o Saakashvili. Así las cosas, Ivanishvili vuelve a ganar.

El líder del partido derechista Nuestra Georgia: Demócratas Libres, Irakli Alasania, fue nombrado para el cargo de ministro de Defensa en el Gobierno de Ivanishvili el. Hasta hace poco ocupaba también el cargo de viceprimer ministro.

Alasania pudo soportar muchas extravagancias de Ivanishvili, pero la idea de nombrar el presidente en el Parlamento no le gustó tanto, así que lo declaró en público. Además, Ivanishvili ya conoce el nombre de este presidente y este nombre no es Alasania. Y no ocupa más el cargo de viceprimer ministro.

Pero no ha estallado ningún escándalo. Alasania que no tiene a dónde ir no se ofende. Es un asunto común y corriente.

A juzgar por todo, Ivanishvili bien podría continuar comportándose de ese modo hasta el octubre. A día de hoy, es difícil imaginar qué podría salvar del colapso al equipo de Saakashvili cuyo nivel de aceptación sigue bajando.

Pero tras el próximo mes de octubre, Ivanishvili también debería cambiar de conducta y entregarse a la política. Pero es poco probable que para aquel momento el primer ministro adquiera en este ámbito más experiencia que hoy.

Antes de las elecciones, el propio Ivanishvili pronosticaba que la coalición opositora de Georgia no estaría unida durante mucho tiempo. Según muestra la experiencia, la escisión en el seno de los triunfadores abre una nueva combustión interna de las autoridades de Georgia.

Y el triunfo sobre Saakashvili puede tener consecuencias negativas para Ivanishvili. Georgia puede dejar de temer elegir entre Saakashvili e Ivanishvili y descubrir que el último no es un mago y ni siquiera un buen primer ministro, porque el precio de la gasolina puede quedarse a nivel de un euro. Así es el mercado.

Y no se puede descartar que Ivanishvili tenga que recordar su promesa de abandonar la arena política dentro de dos años.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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